Capítulo 5

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Habían acordado verse después de la cena en el dormitorio de Blake. Al parecer, Darío tenía que ir a por algo antes de iniciar la aventura con su hermano así que el peliblanco no le quedó de otra que esperarle.

Sinceramente, estaba temblando de miedo. No se podía creer que por primera vez en su vida fuese a desobedecer a sus padres y a burlar la ley, por no hablar de que no se sentía preparado para algo así.

Se preguntaba si tendría que ser ágil, quizás tendrían que trepar alguna fachada burlar guardias, todo eso encapuchados para proteger sus identidades. Solo de pensarlo tenía escalofríos.

Unos golpecitos sonaron en el cristal de la ventana, como si le estuviesen tirando piedritas. Eso no lo había hablado antes con Darío, pero sabía que era su hermano porque nadie más en el palacio tendría esa idea. Seguramente quería que saliera ya, así que tomó su túnica de color azul marino, se la abrochó con el broche de esmeralda azul que tenía en el extremo y se asomó a la ventana. Efectivamente había sido Darío, quien le esperaba abajo en la nieve, encapuchado con la misma túnica que tenía Blake, detalles de ser hermanos.

- Baja por la pared.

Darío habló lo suficientemente alto como para que Blake le pudiera escuchar, después señaló la decoración de la fachada que formaba unos peldaños muy  desnivelados y asimétricos por los que bajar.

Blake sabía que no iba a ser capaz de descender por ahí sin caerse, y por si fuera poco, Darío estaba ocupado comprobando que nadie les viera escaparse así que seguramente no le daría tiempo a salvar a su hermano pequeño si se tropezase. Tras valorar las opciones una vez más, decidió crear una pequeña losa de hielo frente a la ventana. Comprobó que no hubiera nadie que le viese y con cuidado se subió a la baldosa congelada, la cual empezó a descender poco a poco hasta el suelo. Al llegar a tierra firme se encontró con la sonrisa burlona de Darío.

- Arriesgado pero cuidadoso, típico de ti, hermanito.

Darío despeinó a Blake, aunque el pequeño se reveló un poco al apartarle la mano. Darío no le dio importancia y simplemente caminó hacia la esquina del palacio para asomarse con un sigilo envidiable, después volvió a mirar a Blake.

- Hoy no hay muchos guardias. Hemos tenido suerte así que vamos a aprovecharla.

Blake vio la sonrisa de Darío, esa dichosa sonrisa que anunciaba que estaba a punto de hacer una locura y eso le divertía.

El hermano mayor se agachó de cuclillas y con una mano tocando el suelo nevado creó una alfombra de hielo. Por supuesto que era rígida y en ella cabían perfectamente dos personas. Tas mirarla unos segundos, creó a cada uno de los laterales dos agarradores.

- ¿De verdad quieres ir ahí encima? - Blake estaba juzgando ese método tan peligroso y arriesgado que su hermano tenía para llegar a Adelatra, definitivamente se había juntado con un loco.

- ¿Nunca has montado en alfombra heladora? - Darío mostró una sonrisa de orgullo total, Blake le miraba discrepando por completo.

- ¿Sabes que con esto nos podemos matar?

Por supuesto que Darío se encogió de hombros mientras se subía a su "alfombra heladora".

- Puede que sí, pero ya soy un experto, y te he puesto agarradores por si hay turbulencias - Rió un poco más al ver lo rígido que estaba Blake - Venga cubito... confía en mi - Tras hablar de nuevo, le extendió la mano a su hermano menor.

Cubito de hielo era la manera que tenía Darío de llamar a Blake. Un día le preguntó por qué no le llamaba copito de nieve, que era más bonito, pero su hermano mayor le explicó que un cubito de hielo era mucho mas firme y perfecto, por eso el apodo era más cercano a la personalidad de Blake.

Corazón de PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora