Corazón de Príncipe

Capítulo 18

- ¿Es normal que tarden tanto?

Rash empezaba a impacientarse. Llevaban solo diez minutos esperando a que Arthur y Blake llegasen, aunque por la actitud del alfa, parecía que llevaban horas.

- Cada vez tardan más, la verdad. Pero creo que es porque quedan a la entrada para llegar juntos.

Damián estaba tranquilo bebiendo de un tetrabrik de zumo de naranja. Parecía tan contento como siempre, aunque el heredero oscuro arqueó una de sus cejas al escuchar esa explicación.

- Se han hecho muy amigos para ser enemigos aférrimos ¿No crees?

Damián sonrió con picardía por la pregunta.

- Yo creo que se gustan.

Dejó el zumo casi acabado sobre la mesa y abrió un libro de mapas de Rose Garden. Empezó a buscar un mapa en concreto.

- Si se gustan de verdad tendrán muchos problemas. Y será raro buscar al oráculo con ellos enamorados.

Rash hizo una ligera expresión de asco al decir "Enamorados" Damián soltó una carcajada al verle.

- Serían una pareja muy bonita. Además, a Blake le viene bien sonreír más a menudo.

- Supongo que ellos solitos se encargarán del problema.

Damián asintió. Ya había encontrado el mapa que quería, aunque prefería aprovechar el tiempo a solas con Rash, por lo que cruzó los brazos para apoyarse sobre él libro.

- Rash... ¿Como estás tú?¿La oscuridad ha vuelto a molestarte?

El alfa se tensó ligeramente.

- La oscuridad siempre me molesta, pero hay veces que la controlo más que otras.

Damián hizo una ligera mueca.

- Quiero ayudarte.

La carcajada de Rash le hizo fruncir el ceño. Se sentía infravalorado cada vez que sacaba el tema.

- Ya sabes que no puedes ayudarme.

- Si puedo.

- No.

Rash miró fijamente a Damián, este solo marcó un puchero.

- Te ayudé en la azotea.

- Fue solo una vez, Damián. A demás, ya lo tenía controlado.

El orgullo de Rash hizo que el omega frunciese más aún el ceño y de paso le quitó la mirada. Sabía que había ayudado al heredero oscuro, pero este no lo admitía nunca.

- Aún así, te ayudaré si vuelve a pasar.

Finalmente Rash suspiró.

- Estoy condenado, Damián. Y todavía no encuentro a mi ser de luz, así que tengo que acostumbrarme a vivir con esto - El alfa miró a Damián con cierta compasión. Entendía que le quisiera ayudar, pero la única persona que le ayudaría de verdad no existía en su vida - He entrenado mucho en estos últimos años, cada vez lo controlo mejor, así que no te preocupes.

La expresión de Damián se fue aflojando. Poco a poco se le iba pasando el enfado.

- ¡Hemos llegado!

La voz de Arthur les hizo alzar la cabeza. El heredero de fuego estaba entrando junto a Blake. Ambos parecían animados, lo cual le hizo arquear una de sus cejas a Rash.

- Llegáis tarde - Sentenció el príncipe oscuro.

- Solo unos minutos - Arthur empezó a extender los libros por la mesa.