Capítulo 11

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Al principio Blake estaba muy decidido. Iría a Emparion en busca de Arthur y Galatea y juntos pensarían en algo para comerciar entre reinos, incluso se puso ropa un poco menos formal para emprender su camino, pero justo antes de salir se dio cuenta de algo, ¿Cómo se suponía que pretendía llegar a Emparion? la alfombra que Darío le enseñó a hacer se derretiría en cuanto cruzase la frontera, en Emparion había, literalmente, el doble de temperatura que en White Soul.

Se detuvo un segundo en mitad de la habitación para pensar, si quizás Henrry estuviese disponible... 

Enseguida se le encendió la bombilla. Henrry era un cochero muy cercano a la familia real. Su familia servían en el palacio de White Soul desde hacía años, incluso vivían en el palacio pero en un módulo un poco alejado del central.

Veloz atravesó los pasillos del palacio hasta llegar al módulo donde vivían los sirvientes. No debía molestarles a partir de las seis, pero ese día era urgente. De nuevo tuvo suerte, porque el sirviente que le abrió era Henrry, posiblemente porque los demás estarían preparando la cena para la familia real.

- Príncipe Blake... ¿Qué sucede?¿ha venido corriendo?

El hombre, preocupado, cerró un poco la puerta tras él para que los sirvientes de dentro no viesen al heredero en esas condiciones, ni siquiera estaba vestido como él solía vestir, al igual que Henrry, el cual estaba en ropa cotidiana en lugar de llevar el uniforme de trabajo.

- Henrry, necesito que me guardes un secreto... y de paso que me hagas un favor.

Henrry asintió entendiendo enseguida que era algo importante.

- Dime en qué puedo ayudarle.

- Necesito que me lleves a Emparion.


*    *    *


Quizás porque Blake era el heredero, o quizás porque Henrry era un sirviente muy fiel a la familia real, pero en un santiamén el beta estaba de camino a Emparion con Henrry en la cabecera del carruaje, uno discreto para que nadie sospechase.

El peliblanco no entendía el cambio que había tenido en apenas una semana, jamás se habría imaginado violando las normas de Adelatra de esa manera, pero sentía que era algo totalmente necesario.

Cuando llegó al palacio de Emparion ya había anochecido, ni siquiera había cenado pero eso era lo que menos le importaba en ese momento. Los guardias no se creían lo que estaban viendo. El heredero del reino enemigo caminaba hacia ellos sin dudar en ninguno de sus pasos. Todos sabían que Blake no debería de estar allí.

- Necesito que me llevéis ante la reina Galatea.

Los guardias ni siquiera preguntaron, simplemente guiaron a Blake hacia dentro del palacio.

Ambos reinos eran tan diferentes que parecían realidades alternativas. El palacio de Emparion era hermoso, estaba construido con piedras beige, suelos de roble y hermosos cristales por los que entraba el calor abrasador. Era de noche y aún así Blake debía de forzar sus poderes para no perder el frío o de lo contrario acabaría enfermo.

Le llevaron al centro del palacio. Frente a él se extendían unas imponentes escaleras cubiertas por alfombra roja, a los laterales había puertas y arcos preciosos, al igual que las lámparas de fuego que lo alumbraban todo. 

No tuvo que esperar mucho porque enseguida apareció Galatea. La pobre mujer tenía una bata de seda y se notaba que se había recogido el pelo rápidamente en un moño, iba en pantuflas así que posiblemente estuviera a punto de ir a dormir.

Corazón de PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora