Capítulo 14

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Había llegado el día de la ceremonia por el cumpleaños de su padre. En cada cumpleaños se solía hacer una generosa fiesta de celebración a la que asistían condes, marqueses y el resto de nobles que eran cercanos a la familia real. Pero solo ocurría con los cumpleaños de los monarcas y del heredero, ya que de lo contrario, nunca dejarían de estar festejando por la gran cantidad de hermanos que eran.

Desde el atardecer había estado entrando gente en el palacio de White Soul, todos llegaban con regalos que eran guardados por los sirvientes. Allá donde Blake fuera había gente hablando y muchos le detenían para tener conversaciones banales con él como el instituto, el título de heredero o sus hermanos.

Blake estaba muy bien vestido para la ocasión. Su traje era de color azul claro que acentuaba el color de sus ojos y a la vez se difuminaba con el tono pálido de su piel. Por fuera sonreía y era amable, nadie debía de sospechar que posiblemente sería uno de los peores días de su vida.

Estaba esperando nervioso a la llegada de la duquesa Fitcher y su hija. El beta había intentado escabullirse en alguna ocasión pero sus padres le vigilaban desde lejos y había tanta gente que le detenían para habar que era imposible irse sin levantar sospechas.

Finalmente llegó el momento. Su madre le recogió mientras hablaba con un marqués y le llevó ante la duquesa y su hija.

La duquesa Fitcher era viuda desde hacía dos años. Vestía de negro y estaba más rellenita que la última vez que la vio, en cambio su hija era todo lo contrario. La muchacha tenía un cabello rubio tan clarito que parecía blanco, largo y perfectamente ondulado. Su pelo suelto le llegaba hasta la cintura menuda y cubría su hombros de donde colgaba un hermoso vestido verde. Sin dudas era una chica hermosa de exóticos ojos verdes y barbilla fina, pero Blake no podía estar menos interesado en ella.

- Hijo, te presentamos a Madeline Fitcher, hija de la duquesa de Casablanca.

- Encantado de conocerla, señorita, duquesa. Es un placer teneros en la ceremonia.

Blake podía estar enfadado, pero en ningún momento lo dejaba ver. Su rostro era implacable, al igual que su voz. Siempre se le había dado muy bien mantener la etiqueta.

La mujer y la hija respondieron a la reverencia del príncipe con una nueva reverencia.

- Madeline, estoy segura de que el señorito Lawrence y tú os llevaréis muy bien. Es un joven muy apuesto y de matrícula de honor.

A la mujer se le notaba en la mirada que lo único que deseaba era el dinero.

- Encantada de conocerle, señorito Lawrence.

La muchacha en cambio, parecía muy poco entusiasmada y algo deprimida. Estaba claro que ninguno de los dos quería estar en esa situación.

- Bueno, duquesa, creo que es una buena idea si dejamos solos a nuestros hijos para que se vayan conociendo. 

Victoria había dado la idea, y los otros dos adultos parecieron aceptar sin dudarlo.

- Claro que sí. Charlad mientras nosotros hablamos de negocios, más tarde volveremos a veros.

El padre de Blake miró a su hijo sonriendo, pero con firmeza en la mirada. Era una mirada ciertamente amenazadora.

Una vez quedaron a solas, Blake suspiró. No sabía qué hacer en ese momento, su único objetivo era desaparecer cuanto antes de allí.

- Siento que tengamos que hacer esto. La verdad... es que no quiero.

El heredero habló claro, no mentiría ahora que estaba a solas con la chica, quien pareció alegrarse de escuchar esas palabras.

Corazón de PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora