Capítulo 11

179 13 15
                                    

Capítulo 11

Cassian

En cuanto pronuncié esas palabras y ví su precioso rostro palidecer, sus ojos brillando por las lágrimas contenidas...supe que la había cagado. Y no sólo un poco. Quise disculparme, mis labios se separaron para hacerlo, más no salió nada. Ni un "perdón", un "lo siento" ni un "por favor, espera" después de que Lea firmemente dijo que esperaría a la decisión de Rhysand y salió disparada hacia la puerta sin mirarme al pasar de largo a mi izquierda. La puerta se cerró a mi espalda y bajé mi cabeza en rendición, apretando los ojos, la mandíbula y mis manos convertidas en firmes puños.

Nadie dijo nada por unos segundos, el ambiente envuelto en un incómodo silencio donde ninguno sabía cómo proceder tras lo sucedido.

—¿En serio Cassian?— Alcé mi cabeza hacia Mor, estaba que ardía de furia. —¿Tenías que decirle eso de todas las cosas que podrías haber dicho?—

—Yo...no...— Bloqueé, nada salió de mi garganta salvo suspiros frustrados, reprimiendo mis ganas de gruñir. —No quería decirle eso, ¿de acuerdo? Ha sido un impulso, ¡lo he hecho sin pensar!—

—¡Pues a la próxima usa tus jodidas neuronas, no las tienes sólo para pensar en luchar!— Vale, me lo merecía. Era consciente de la tremenda estupidez que acababa de hacer y Mor tenía todo el derecho de amonestarme. No dije nada para excusarme, no había ninguna excusa que pudiera justificar las duras palabras que le había asestado a Lea y lo sabía.

Pasé mi mirada a Rhys y los demás, parecían incómodos; sin saber qué decir. Y agradecí que no dijeran nada, ya era muy consciente de lo imbécil que había sido hace unos minutos atrás. Incluso Azriel parecía tener ganas de pegarme un puñetazo, no lo habría culparía si lo hubiera hecho. Sus sombras estaban flotando a su alrededor, arremolinándose, oscuras y amenazantes.

Volví a cerrar los ojos, respirando despacio para calmar la tormenta de emociones dentro de mí. En su mayoría, rabia, rabia a mí mismo. La expresión dolida que apareció en el rostro de Lea se repetía una y otra vez en mis retinas, recordándome mi error y causando que tuviera ganas de estampar mi rostro contra la pared.

Rhys aclaró su garganta, intentando disipar la rigidez en el aire. —Bueno...— Todos lo miramos. —Tal vez no opines lo mismo Cassian, sin embargo, creo que deberíamos considerar enviar a Lea.— Fruncí el ceño.

—¿En serio Rhys? ¿La enviarás al Lago de Koschei? ¡Morirá!— Rugí dando un paso hacia él. —Es una humana, no tiene ni idea de dónde se mete. Tú sí, no me digas que prefieres sacrificarla.—

—No quiero que muera.— Respondió con voz grave. —Pero es nuestra única buena opción. ¿Se te ocurre alguna otra alternativa?— Me quedé callado, él asintió. —Eso me imaginaba.—

—Sigue siendo muy arriesgado. ¡Ni siquiera tenemos claro qué demonios hace Koschei con las mujeres que secuestra! Podría torturarla.— La sola idea de ver a Lea sufriendo en manos de ese desgraciado... me hervía la sangre.

—No la enviaremos desprotegida. Pondré un escudo alrededor de ella tal y como Helion me enseñó.—

—Koschei podría deshacerlo en cuanto se dé cuenta.— Refuté. Rhys se pasó una mano por el pelo.

—Mi decisión es firme Cassian, Lea irá. Haremos que vaya de la manera más segura posible pero irá. Y si algo se sale de control, acudiremos a su rescate al instante. No morirá.— Intentó tranquilizarme.

—Ni siquiera tú como Alto Lord puedes asegurar eso.— Escupí con voz amargura provocando que sus hombros se tensaran. Sabía que estaba siendo demasiado duro, y que en parte estaba desahogando mi rabia en él por lo sucedido con Lea, sin embargo tampoco podía creer que la enviaría sabiendo que las probabilidades de su supervivencia eran menores a las de muerte. El riesgo era demasiado alto. —Si fuera Feyre no la enviarías.— Aquello hizo que los ojos de mi hermano brillaran con advertencia.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora