Capítulo 14
Lea
"Cassian." Pronunciaron mis labios de manera silenciosa antes de que mi mente fuera capaz de siquiera pensar. Fue una acción completamente involuntaria e inconsciente.
Me quedé paralizada en cuanto lo ví apoyado en la entrada de la casa y Mor, que estaba a mi lado, tampoco se movió ni un centímetro; estaba igual de sorprendida que yo. "Menos mal." Lo último que necesitaba después de lo de la última vez es que estos dos me hicieran una encerrona para intentar solucionar las cosas. No es que no quisiera resolver las cosas con Cassian, sí quería, pero no a la fuerza. Quería que fuera por su iniciativa, o la mía.
—¿Qué haces aquí?— Preguntó Mor, dando un paso hacia adelante. Tenía una pequeña sonrisa en sus labios, pero no conseguía disimular la sorpresa o confusión. Cassian se separó de la puerta y caminó hacia nosotras. Dos o tres zancadas ya que sus piernas eran largas. En un santiamén estaba justo delante. Tuve que levantar mi cabeza para poder mirarlo a la cara y no a su cuello y clavículas. Comenzaba a acostumbrarme, sin embargo algún día me quedaría enganchada de tanto mirar hacia arriba, no tenía pruebas pero tampoco dudas.
Recorrí a Cassian de abajo-arriba con mis ojos, tomando detalles de cómo iba vestido hoy. Botas de montaña, pantalones negros de cintura alta con botones dorados, camisa ancha y de mangas largas hasta el codo. ¿Acaso este hombre no sentía el frío del invierno en su perfecta piel bronceada?
Su pelo, largo hasta los hombros, tenía las puntas ligeramente mojadas, parecía que se había duchado hace poco.
Hacía dos semanas que no lo veía y no había olvidado ni un sólo detalle de sus facciones definidas. Cada día su rostro aparecía en mi mente claramente y aún así no se comparaba a tenerle delante de mí, en persona. Mis imágenes mentales no le hacían justicia. En persona podía ver lo poderoso que era su cuerpo, la confianza que exudaba, los casi imperceptibles movimientos que hacía de vez en cuando; ya fuera levantar una de las esquinas de sus labios, arquear una ceja o fruncir la nariz.
—He venido para hablar con Lea.— Murmuró en respuesta, sus ojos posándose brevemente en mi persona para después volver a mirar a Mor. —Pensaba que te habías ido a Vallahan.
—Pensaba hacerlo pero...— La rubia me miró por el rabillo de su ojo, dejando sus palabras implícitas. —Ya sabes, necesitaba una tarde de mujeres.— Cassian le dedicó una pequeña sonrisa, entre divertida y sarcástica.
Mientras ellos se dedicaban a hablar sobre temas sin importancia, yo simplemente me quedé en completo silencio, siendo testigo de su ligera y casual conversación. No había encontrado el valor de decir ni una palabra. Ni siquiera un pequeño sonido gutural que demostrara que estaba ahí, dispuesta a participar en la conversación por incómoda que fuera.
La mano se me fue al cuello y mis dedos tocaron el colgante de plata escondido bajo mi camiseta. Froté la yema de mi dedo índice en la pequeña piedra fría en un acto nervioso. Y entonces la mirada calmada avellana de Cassian volvió a posarse sobre mí, provocando que mi corazón diera un vuelco.
Primero fue a mis ojos y al notar la posición elevada de mi mano, bajó hacia mi cuello. Algo cambió en su mirada al ver la pequeña luna creciente entre mis dedos, sorpresa sobre todo, ¿lo otro? ni idea. Entonces caí en cuenta de que desde que me regaló el colgante, él nunca me había visto llevarlo. Me pregunté si él pensaba que me había olvidado de su regalo. Si me llegaba a preguntar...no sé si sería capaz de admitirle que cada día sacaba el colgante del cajón para admirarlo. Que no me atrevía a ponérmelo demasiado por miedo a perderlo. De poder, me guardaría esa información hasta el día de mi muerte.
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Una corte de Estrellas y Lirios
FanfictionLea era una mujer normal. Hasta que despertó en un nuevo mundo. Mientras busca respuestas a todas sus incógnitas, no sólo los enemigos serán un peligro. Sus sentimientos amenazarán con destruirla a ella y a sus nuevos amigos. Cassian por otro lado...