Capítulo 19

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Capítulo 19

Lea

El frío había logrado calar profundamente en mis huesos, no obstante aquel era el menor de mis problemas por mucho que ahora mismo esa sensación helada me hiciera temblar y castañear los dientes hasta el punto de hacerme creer que moriría congelada.

Tras las impactantes noticias, si es que se las podía denominar así, mi cuerpo se había quedado en shock, incapaz de moverse, mientras que mi mente...simplemente era un caos. Un caos absoluto sin control. Una tormenta que solo crecía y crecía dentro de mí, incapaz de detenerse

Koschei se marchó sin mirar atrás después de decirme que había muerto a manos del Caldero antes de caer a este mundo y no mucho más tarde...todo se volvió negro. No supe si fue porque caí inconsciente o porque Koschei me sometió a un encantamiento, más poco importó aquello en ese momento, en parte lo agradecí porque me permitió dejar de pensar por un rato.

Seguía sin asimilar la idea de mi muerte pero lo peor de todo es que no parecía ser una mentira por parte de Koschei para manipularme. Todo lo contrario. Cada vez tenía más sentido que hubiera muerto antes de caer en este mundo. Eso explicaría por qué no recordaba nada de antes de abrir mis ojos en Velaris; la sensación de caída en el vacío...

Apoyé la frente en mis rodillas, encogida como podía, engullida en la oscuridad glacial de la celda.

Tenía claro que no servía de nada intentar escapar. Aunque siendo realista, pesimista para algunos, escapar de esa celda y cadenas, siendo una mera humana, parecía un sueño imposible de alcanzar.

Los mismos Faes evitaban cruzarse con Koschei, siendo ellos poderosos, ¿qué oportunidad tendría yo? Ninguna.

—A decir verdad, esperaba más resistencia... Es un poco decepcionante incluso. Hasta mis víctimas lloran y suplican más que tú, algunas luchan y luchan hasta que les arranco su último suspiro.— Levanté mi rostro al escuchar la voz inmortal de mi captor, era la segunda vez que me dedicaba su atención. Honestamente pensé que me mataría en el mismo instante que me capturó o dejaría que me pudriera en la prisión.

—Como puedes ver, parece que soy diferente a tus otras víctimas.— Respondí sarcásticamente, sin miedo. A estas alturas no me importaba demasiado.

—Oh, definitivamente lo eres y sabes por qué.

Apreté mis labios hasta que se convirtieron en una fina línea, irritada por su comentario que Koschei sabía claramente que me afectaría. La herida era demasiado reciente, el conocimiento de lo que se me había ocultado continuaba sangrando y la sola mención era un recordatorio de mi pérdida. Y también de lo que corría por mis venas. Magia. La misma que me había arrebatado la vida y me había arrancado de mi mundo para traerme a este...sin saber para qué.

Aún así, recuperé como pude parte de mi compostura. El hechicero ya me tenía en sus garras huesudas más no le permitiría meterse aún más bajo mi piel; al menos todo el tiempo que pudiera aguantar hasta que Cassian y los demás acudieran en mi rescate...si es que lo hacían. Respiré profundamente, cerrando mis ojos y negando levemente con la cabeza, como si así pudiera alejar los malos pensamientos.

Moví mis manos esposadas y las pesadas cadenas que me retenían al suelo crujieron ligeramente. Hice una mueca ante el dolor cuando la piel de mis muñecas volvieron a rozarse con el hierro oxidado. La zona cubierta por estas se estaba irritando al punto de sangrar al haber estado tirando durante mucho rato con fuerza. Rezaba para que no se me infectara, pero tenía la impresión de que si no venían en mi rescate, el óxido y otros factores de este lugar harían que la infección sucediera tarde o temprano...y sería doloroso. Mucho. Sobre todo teniendo en cuenta de que no iba a tener el cuidado médico necesario y dudaba que Koschei fuera a dármelo.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora