Capítulo 17

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Capítulo 17

Lea

Mis ojos contemplaban maravillados y con algo de temor al mismo tiempo la hermosa daga que reposaba en las manos de Cassian, quien tenía los brazos estirados en mi dirección, con la clara intención de que la cogiera.

Ya no brillaba como la primera vez; de hecho casi parecía dormida cuando mis dedos la tocaron por segunda vez. Esperé que volviera a lanzarme por los aires pero no sucedió; afortunadamente.

—Quiero que la lleves contigo.— Susurró con voz suave. Ví el atisbo de sus dedos estirándose en dirección a mi mano, aunque por alguna razón pareció pensarlo mejor y no lo hizo.

—¿E-estás seguro?— El temblor en mi voz no pude evitarlo. No es que fuera por miedo a llevar una daga loca que brillaba como el sol y que podía lanzarme por los aires si quería. Bueno, tal vez un poco.

—Sí. Sé que no tienes ningún conocimiento en armas ni sabes usarlas pero llevar esto es mejor que ir con las manos desnudas. Podrás usarla si ves que estás en un aprieto.— Observé la daga y después los ojos claros avellana de Cassian, que seguían fijos en los míos. Mi garganta subió y bajó, tragando saliva. —Lea.— Me llamó con firmeza en su tono al ver que me distraía en malos pensamientos, de alguna manera, haciéndome sentir más segura. —No dudes y haz lo que debas hacer si es necesario.

Tomé una profunda respiración y despacio incliné la cabeza en un asentimiento corto. —Vale.

Apreté los dedos en el arma fría y delgada. Con la ayuda de Cassian, la coloqué en uno de los cinturones de cuero alrededor de mi cintura, ahora con cada movimiento sentía el roce y peso de la daga, recordándome que bien podría ser mi salvación en un momento desesperado o mi misma muerte si algo se descontrolaba. Mis emociones se habían transformado en una nube de color turbulento.

Levanté la vista del objeto descansando en mi muslo al guerrero delante de mí. El aire alrededor de nosotros se volvió...tenso. Como si algo estuviera comenzando a acumularse y pronto llegaría a su límite y explotaría. parpadeé varias veces y abrí la boca para decir algo con la esperanza de aliviar esta tensión que nos rodeaba. Además de que sería incómodo si llegaran los demás y nos vieran mirándonos fijamente como dos idiotas.

Sin embargo no sabía qué decir. ¿Qué se supone que iba a decirle? Ya le había dicho todo, ¿no?

Parece que me equivocaba.

En un momento lo tenía delante de mí a tan solo unos pasos y en un abrir y cerrar de ojos sus poderosos brazos me habían rodeado, apretándome contra él. Abrí los ojos cuando su aroma invadió mis fosas nasales y su calor corporal se fusionó con el mío, abrazándome.

Uno de sus brazos se colocó detrás de mi hombro y el otro estaba en mi espalda. No había forma de escapar de ese abrazo de oso...ni tampoco quería.

Aunque me costó un poco procesar lo sucedido, pronto estaba respondiendo a su acción, pasando mis brazos por su cintura. Sin embargo su cuerpo era mucho más grande que el mío así que me tuve que contentar con mis dedos agarrando su ropa para que mis brazos no se resbalaran y rompieran el abrazo.

Era la primera vez que nos abrazábamos.

Y se sintió íntimo. Perfecto. Reconfortante.

Sentí el peso de su cabeza en mi hombro; sus cabellos rebeldes rozando contra mi cuello y mejillas. Cerré los ojos y dejé de pensar, simplemente disfruté del contacto. Hacía demasiado tiempo que no sentía algo así. Ni siquiera recordaba la última vez que alguien me abrazó de esta manera. Mi frente acabó apoyada en su pecho. Respiré su aroma una y otra y otra vez, como si pudiera memorizarlo y hacerlo parte de mi para que cada vez que me sintiera mal, el recuerdo me tranquilizara.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora