3: Justicia Anticipada

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Bostezó y levantó sus agotados párpados.

Su cuerpo se sentía tan flojo a la vez que pesado. Sintió un agradable calor y al fijar la vista se dio cuenta que la chimenea estaba encendida. Debajo de su cabeza había una almohada y él estaba cubierto por una manta. Parpadeó repetidas veces, era como si su cerebro no quisiera despertar, y luego se dio cuenta que Cartman estaba sentado en el sillón de al lado. Comía galletas y bebía té.

—Kyle ¿Al fin despertaste, judío dormilón? —dijo Cartman al girar y ver sus ojos esmeraldas entreabiertos.

— ¿Eh? Sí... —asintió sin levantarse, no tenía ganas, era como si su cabeza deseara permanecer pegada en la almohada — ¿Qué... haces? —vio una lapto abierta en la mesita de centro.

—Borraba la evidencia —respondió Cartman volviendo su vista a la computadora —. Este idiota cargaba con su laptop en su mochila. Ya borré los correos y las imágenes de las que me hablaste que hizo con IA. No sé si tenga más repuestos. Pero al menos de aquí ya están eliminadas.

— ¿Idiota? Ah... —recordó al fin que hacía ahí, sintió su estómago revolverse. Ahora menos deseaba levantarse — ¿Dónde está?

—Descuida. Atado y amordazado en el baño —Cartman cerró la computadora y se dirigió otra vez hacia él, sonriéndole —. Aún está sedado, sigue vivo. Pero que bien que tú por fin despiertas, necesito saber cómo quieres que lo mate.

Pujando Kyle hizo el esfuerzo para sentarse y talló sus ojos, manteniéndose envuelto en la manta.

— ¿Cómo quiero que lo mates?

—Sí, ya sabes ¿Quieres primero torturarlo y luego matarlo? O puedo torturarlo por ti en caso de que no quieras hacerlo directamente tú —explicaba Cartman cruzando sus brazos — ¿Quieres galletas? —hablaba con total normalidad, como si debatieran quien haría qué en un trabajo en equipo en la escuela.

—No... —disintió Kyle, bostezando, sacudiendo su cabeza que sentía tan lejana de él aun, como si siguiera medio dormido —No quiero eso. De hecho ¿Es necesario matarlo?

—Kyle —y la suave voz que Cartman había mantenido en toda la conversación se tensó —. Tenemos un acuerdo.

—Yo solo pregunto que sí es necesario —ladeó su cabeza, procesando, intentando buscar otra salida ahora que la ira no estaba en su sangre burbujeándose.

—Sí que estás drogado... —masculló Eric para sí, pero Kyle no pudo entender sus arrastrados murmullos — ¿No recuerdas como estabas? ¿Cómo ese idiota te acosó? —Se levantó del sillón y se inclinó sobre el pelirrojo — ¿Cómo Kip te quiso hacer daño?

—Cartman... —alzó la mirada, sintiendo como su mente se despejaba poco a poco y esos recuerdos borrosos se aclaraban.

— ¿Qué crees que te hará una vez que decidas dejarlo libre? —Y sujetó su mandíbula alzándola un poco más, con rudeza —Créeme que lo último que ese loco hará será darte las gracias. Irá a por ti y...

— ¡Basta! ¡Cartman! ¡Ya entendí! —gritó Kyle soltándose de él, encogiendo sus hombros al recordar el miedo, la incertidumbre y el asco que sintió horas atrás.

Estaba oscuro, era de noche. Se envolvió aún más en la manta.

—Ah —suspiró Cartman, retrocedió un paso, pero volvió y se sentó a su lado —Kyle —lo abrazó con suavidad y de nuevo moduló su voz —, bien. No es necesario que lo torturemos si es demasiado para un marica como tú. Pero no puedo dejarlo vivo después de esto y lo sabes.

Nuestro sucio secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora