5. ¿Por qué un simple beso parece el fin del mundo?

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El viaje llegó a su fin, y con el sus últimas horas de paz. Los dos sabían que en cuanto cruzasen la puerta de casa se iba desatar el infierno.

Aparcó el coche delante del jardín que con tanto esmero cuidaba su madre. Apagó el motor y se quedó mirando a su hermano, quien se había vuelto a esconder tras sus gafas. Alargó una mano y aferró la suya con fuerza, para transmitirle un valor que él solo aparentaba, pues en su interior el miedo había ido creciendo cada vez más cuanto más cerca de casa se hallaba.

—Recuerda mis palabras. Somos hermanos, debemos permanecer unidos—dijo Tom muy serio.

Bill asintió y retiró con rapidez su mano cuando escuchó que la puerta de la casa se abría y su madre salía de ella atravesando el jardín con paso firme. Detrás de ella estaba Gordon, pero él se quedó en casa, dejando que hablasen a solas con su madre.

Salieron del coche suspirando a la vez. Mientras que Tom se encargaba de sacar el equipaje, Bill caminó lentamente hasta su madre. Llegó a su altura y se paró sin saber como actuar.

—Bill—llamó Simone ofreciéndole la mejilla.

Se acercó y se la besó ahogando un sollozo. Se separó de ella, viendo que no había hecho nada para intentar abrazarle o consolarle. Tom llegó hasta donde estaban y saludó a su madre de la misma manera, notando que estaba muy tensa.

—Entrad y dejad las maletas—ordenó Simone a sus hijos—Os he preparado un ligero almuerzo porque sabía que vendríais hambrientos. Comed, ya hablaremos más tarde.

Entraron en la casa tras ella, saludando a su padrastro estrechando su mano quien cogió el equipaje de manos de  Tom y lo subió a sus habitaciones para que ellos fueran directos a la cocina.




Se sentaron a al mesa, notando la tensión que había en el aire, sintiendo que crecía por momentos. Su madre les sirvió la comida en silencio y se sentó con ellos, quienes se quedaron mirando sus platos si ganas de comer.

Bill apartó el suyo y se apoyó en la mesa dejando descansar su dolorida cabeza en una mano y cerrando los ojos tras sus gafas. Solo entonces  su madre reaccionó al verle en tan mal estado.

— ¿No te sientes bien?—preguntó Simone preocupada.

—Estoy revuelto, por el viaje—explicó Bill en voz baja.

—Es verdad, se lo ha pasado todo el rato dormido—apuntó Tom mirando a su madre.

Había sentido la necesidad de explicar que no habían hecho nada malo durante el tiempo que habían permanecido juntos en el coche.

—Sube a descansar, dejemos la charla para mañana—se ablandó Simone.

Bill se levantó retirando la silla sin hacer ruido y escapó escaleras arriba dejando a su hermano solo en la cocina con su madre.

Llega a su habitación y se tumbó en la cama encogiéndose todo lo que podía. Se quitó  las gafas y se tapó por encima con la manta. Cerró los ojos con fuerza, esperando que al abrirlos todo hubiera terminado, que solo hubiera sido una pesadilla de la que había logrado al fin despertar...





Mientras en la cocina, Tom empezó a comer solo para no tener que hablar con su madre, que estaba sentada a su lado esperando a que dijera algo. Tom lo sabía, pero no encontraba las palabras necesarias para explicarle  que todo era mentira...tal vez porque en realidad no lo era...

Sólo abrázameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora