Rebeca's POV
Después de hablar con Tay, seguía con esos pensamientos en mi mente, no estaba concentrada en lo que hacía, me había confundido un par de veces con los pedidos, pero afortunadamente me daba cuenta antes de entregarlos. La cafetería estaba en su apogeo y por más que quisiera estar tranquila no podía, los pedidos iban y venían, ya no solo éramos 2 personas ahora éramos 5 atendiendo y ni así se hacía más tranquilo el día, veía a las personas ir y venir toda la tarde, desde clientes amables hasta clientes muy pesados, que creían que por tener dinero eran superiores al resto.
Estaba preparando un expreso, pero por estar distraída tomé la taza antes de que la maquina terminara de servir la bebida.
—Maldición —grité soltando la taza. Un par de personas voltearon a verme y yo me disculpé aguantando el ardor, Louis corrió hacia mí para ver que me pasaba, yo suspiraba tratando de que el dolor pasara.
—¿Cómo no te diste cuenta? —estaba alterado viendo mi mano que empezaba a ponerse un poco roja.
—Necesito mi mochila —murmuré apretando los dientes, él me ayudo a ir a los casilleros, mientras Carol y Josh que no tenían más de una semana de trabajar se quedaban atendiendo al mar de personas que seguía entrando. Le señalé a Patrick cual era mi mochila y me la pasó, tenía siempre lo necesario para las heridas. Lavé mi mano, me puse crema y luego la vendé.
—Tuviste suerte, Rebeca —suspiró —sabes que el agua de cualquiera de las maquinas está hirviendo — asentí. Claro que sabía, afortunadamente solo me habían caído un par de gotas —debes de tener más cuidado.
—Estoy algo distraída —bajé la vista apenada.
—Quédate en la caja el resto de la tarde, le diré a los chicos que nosotros preparemos los pedidos —dio unas palmadas en mi espalda y se fue. A Louis lo había ascendido hace poco como el gerente de la cafetería y estaba muy feliz por él, Louis y yo no hablamos mucho, pero nos apoyábamos siempre en el trabajo, tal vez lo podía considerar como mi amigo.
Todos corrían de un lado para el otro, me había obligado a alejar cualquier pensamiento que me distrajera sino quería terminar en el hospital, trataba de estar atenta a los pedidos que me hacían y el cansancio físico y mental me estaba empezando a pasar factura, sentía tanto cansancio que me podría quedar dormida de pie. Faltaban 10 minutos para cerrar, la cafetería había cambiado de horario y ahora cerrábamos a las 11:30 p.m., pero en lo que hacíamos la limpieza terminábamos saliendo a las 12 pm.
—¡Idiota! —le había pasado su pedido a una chica, pero sin pensarlo le dio un sorbo a su café sin esperar a que enfriara, por inercia tiró el café y cayó sobre el mostrador —¡me quemé por tu culpa! ¿qué no sabes preparar un maldito café?
—Disculpe señorita —Louis desde el otro extremo de la cafetería vio lo que pasaba y trató de acercase, pero lo detuvieron unas mesas antes de llegar.
—Que personas tan incompetentes contratan hoy en día —seguía quejándose mientras yo pasaba el trapo por el mostrador —mira cómo quedó mi ropa por culpa de esta estúpida. —le dijo a la persona que la acompañaba.
—Discúlpeme señorita, pero es una bebida caliente lo que usted ordeno.
—Eres una...
—Será mejor que te disculpes —abrí los ojos sorprendida cuando vi a Taylor parada detrás de ella, se veía furiosa.
—¿Disculpa? —la chica volteó hacia Taylor.
—Conmigo no idiota —giró los ojos Taylor —con ella —me señaló —así no debes de tratar a una persona.
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Todo de mí
Teen FictionAlgunas veces la persona que menos esperamos termina a nuestro lado.