Capítulo 30

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Rebeca's POV

Desperté al momento en que la alarma sonó, estiré mi brazo mientras Tay se salía de mi pecho, sonreí perezosamente viendo cómo se acomodaba en la cama, como me hubiera gustado seguir abrazada a ella, pero mi día tenía que comenzar. Con un suspiro me levanté tratando de hacer el menor ruido posible, me detuve un momento a verla y reí suavemente al ver como escurría un poco de saliva por su mejilla, dejé un suave beso en su frente y le acomodé la sábana para que pudiera seguir durmiendo.

Vi la habitación a mi alrededor, todo era tan surrealista para mí, la decoración elegante, hasta el más mínimo detalle se veía lujoso, pero lo que hacía que todo pasara a segundo plano era la princesa que dormía tranquilamente en la cama. Había tantos sentimientos en mi en ese momento que no podía pensar con mucha claridad, en definitiva, sabía que me gustaba, pero saber que los sentimientos eran recíprocos hacía que me sintiera la persona más afortunada en todo el mundo. Nunca imagine ni en mis mejores sueños que una mujer como Taylor se pudiera fijar en mí y no es por el hecho que me sienta menos a su lado, sino porque éramos de mundos diferentes, diferentes clases sociales, diferentes círculos y claramente muy diferentes gustos en ropa, pero al verla ahí, tan vulnerable mientras dormía me prometí dar todo de mi para hacerle ver que valía la pena darme una oportunidad, no le iba a fallar.

Sabía toda la confusión que sintió Taylor y que aun debía seguir sintiendo, ella siendo una persona tan reservada en ciertos aspectos de su vida, no conocía a sus padres pero por lo poco que me había contado no creo que les agradara la idea de que a su hija le gustara una mujer, Taylor apenas estaba descubriendo una parte de ella que siempre ha sido difícil de aceptar para todos, hay tantos cuestionamientos y principalmente ella al ser una persona que es conocida en el círculo empresarial, sabía que habrían muchos obstáculos, tal vez frente a mi decía que no le importaba lo que las demás personas pensaban, pero sabía que a ella si le importaría, hay muchas personas tan malas en esta vida, pero yo estaría para ella, para ser su lugar seguro siempre que ella quisiera y esperaría a su lado todo el tiempo necesario.

Saliendo de mis pensamientos me adentre al baño con mi uniforme en mano para poder darme una ducha y arreglarme, el baño era casi del tamaño de mi habitación, había un jacuzzi y al lado contrario tenía la regadera en una esquina con demasiados botones que no tenía idea para que servía cada uno de estos, solo identificaba la llave que me permitía tomar una relajante ducha, tarde un poco más de lo acostumbrado mientras en mi mente tenía tantas cosas, Taylor, mis tíos, Jade, todo parecía que al fin estaba de mi lado, de ser una persona tan solitaria al fin tenía con quien celebrar mis logros nuevamente.

Terminé de bañarme y me puse el uniforme de la universidad, en mi todavía vivía una pequeña esperanza de ser futbolista profesional, todavía era una persona joven, sabía que tenía la oportunidad de lograrlo. Así que con una sonrisa me vi al espejo y me rocié un poco del perfúmeme que Kendall me había regalado luego de enterarse que había sido mi cumpleaños, era la primera vez que lo usaba y olía demasiado bien, se notaba que era un perfume demasiado costoso, los perfumes que yo solía usar eran los que vendían en el supermercado, así que claramente noté la diferencia.

Una vez lista me vi una última vez frente al espejo, el uniforme listo, traía mi cabello amarrado en una coleta que me quedo muy bien, traía puesta las calcetas moradas y por último unas sandalias ya que no podía caminar cómodamente con los tenis de futbol debido a los tacos que tenía. Sonreí viendo mi imagen frente al espejo, me veía diferente, me sentía diferente.

—Vamos a ganar esa cita, Rebeca —me motive con una sonrisa, no había nada que me impidiera logarlo.

Cuando salí de la habitación, vi a Taylor seguir durmiendo en la misma posición en la que la había dejado, por un momento por mi mente paso la idea de dejarla dormir al verla tan tranquila, pero la conocía, iba a enojarse si se despertaba y no me veía a su lado. Me hinqué a su lado para poder quedar frente a ella, ella estaba tan tranquila durmiendo que me sentí mal por levantarla.

Todo de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora