Taylor's POV
—¿Que qué hago aquí? ¿Así me recibes? —preguntó enojado —¿Quién creías que era? —rodé los ojos y lo dejé ahí mientras caminaba a la sala.
—Sí, no tenía idea que ibas a venir y creí que eras una amiga, no exageres, Patrick.
—Kendall no está en Los Ángeles. —respondió serio —¿Quién era, Taylor?
—Tengo otra amiga. ¿Qué haces aquí? —volví a preguntar.
—Necesitamos hablar. —cerré los ojos, mi bella mañana se había arruinado.
—¿Qué sucede?
—Desde navidad me ignoras, no me has hablado más que para desearme feliz año. No sé porque estás actuando tan raro, no he hecho nada.
—Sabes lo que hiciste.
—No, no lo sé.
—Nuestros padres hablaron de boda y los apoyaste. ¡Joder! ¡apenas tengo 18 años!
—Ellos no están diciendo que nos casemos ahora, cuando terminemos la universidad nos podemos casar y tener hijos. —habíamos hablado tantas veces de este tema y siempre le decía lo mismo, ahora solo quería gritarle, quería repetirle hasta el cansancio que no me quería casar ni tener hijos, pero en lugar de eso solo me acerqué y lo besé. Esta era la mejor manera de callarlo.
—Vamos a mi cuarto —murmuré sobre sus labios, él no lo pensó dos veces y me cargó hasta la habitación.
Rebeca's POV
Habían pasado dos días y no sabía nada de Taylor, quería hablarle, pero no tenía su número de celular y me daba pena ir a su departamento sin invitación.
Hoy me había tocado de nuevo cerrar el local, así que cuando todo estaba limpio y no quedaba nadie, salí cerrando la puerta, me aseguré bien de esta y empecé a caminar hacia mi casa.
—Maldición —dije al recordar que no había pasado al supermercado a comprar mi comida. Cuando iba por lo general me encargaba de comprar para dos semanas, me había funcionado bien para que el dinero me rindiera. Esta vez solo me tocaría cenar un vaso de leche que tenía en el refrigerador.
Llevaba apenas un par de cuadras cuando sentí que alguien caminaba cerca de mí, sentí mi piel erizarse y empecé a caminar más rápido, al ver que él hacía lo mismo, me eché a correr, giré hacia la izquierda en la esquina tratando de huir, pero choqué con un cuerpo que me hizo caer al piso.
—Vaya, corres rápido —dijo con una sonrisa que me dio pavor. —danos todo lo que traes. —el tipo que venía detrás de mí me quitó la mochila, forcejeé lo más que pude, pero me tiró de nuevo con un golpe en la cara y luego me dio una patada en el estómago sacándome el aire.
—Por favor no —susurré muriendo de miedo —es lo único que tengo. —en la mochila traía todo mi dinero para la comida, unos libros y las llaves de mi casa. En este momento agradecía que nunca traía mi cartera conmigo. Ellos vieron lo que traía en mi mochila y se rieron.
—¿Cuánto nos darán por estos libros? —preguntó uno. —¿y tú celular? ¿Dónde está? —me levantó tomando el cuello de mi playera, no supe de dónde salió, pero le di un golpe en la entrepierna y me eché a correr. No sabía cuándo había corrido, pero sentía mis pulmones quemar, no quería detenerme, tenía miedo de voltear. Cuando mis pulmones ya no podían, pare y vi que estaba casi enfrente del edificio de Taylor. Me apresuré y entré en el edificio, el guardia creo que me reconoció de la vez que entré con Taylor y por lo que vi le dio autorización para dejarme pasar porque solo me saludo mientras me veía confundido. Cuando entré al ascensor me vi en el espejo, tenía el labio partido, mi suéter estaba sucio, un pedazo de mi blusa sobresalía notando que estaba rota, yo estaba sudada y muy exaltada. Me trataba de tranquilizar, pero no podía, cuando estuve frente a su puerta di tres toques suaves rezando porque ella estuviera ahí. Sentí sus pasos acercarse, cerré los ojos y los volví a abrir cuando ella pegó un grito de sorpresa.
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Todo de mí
Teen FictionAlgunas veces la persona que menos esperamos termina a nuestro lado.