Capítulo 2

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Rebeca's POV

Logré entrar a la universidad, mi mayor sueño. Lo había logrado, me habían dado una beca deportiva. Después del partido el entrenador se acercó a mí para darme la noticia de que UCLA me había seleccionado. Mi promedio no era sobresaliente, pero era una buena alumna no como para conseguir una beca por excelencia por lo que solo me quedaba una beca deportiva para poder estudiar.

Hoy era mi primer día en la universidad. Mientras caminaba por los pasillos veía a todo tipo de personas. Era fascinante. Iba tan asombrada caminando de espaldas observando la universidad que no vi que iba directo a chocar con una mujer.

—¡Idiota! —me grita la mujer viendo su ropa. Le había derramado su café encima.

—Perdóname —exclamo con absoluta vergüenza. —estaba distraída.

—Maldita sea —gruñe tratando de limpiar su ropa.

—Puedo pagarte la tintorería —hablo con mucha pena.

—Eres una idiota. —fruncí mi ceño.

—Oye ya me disculpe tampoco es para que me trates así —ella levanta su vista viéndome furiosa. No podía oír que decía solo vi sus labios moviéndose. Es preciosa. Su cabello castaño ondulado que caía por sus hombros, sus cejas delineadas, su nariz perfilada, sus labios gruesos que traían brillo labial, pero sobre todo esos ojos grisáceos. En definitiva, era hermosa. Pero todo el encanto acabó cuando pasó a mi lado chocando fuertemente mi hombro.

—Idiota —escuché que dijo. Era preciosa, pero en definitiva una perra. Para nada mi tipo de mujer.

—Mira a quien tenemos aquí —escucho una voz a mi lado y volteo a ver a Jade. Ella es mi mejor amiga desde la preparatoria. Estuvo conmigo en todo momento. —La fabulosa Rebeca Miller. La mejor jugadora de todo UCLA.

—Ni siquiera he jugado con las de UCLA.

—Pero admite que serás la mejor, obvio después de mí.

—Imbécil —sonrío comenzando a caminar con ella a mi lado.

—¿Qué clase tienes?

—No tengo idea. —murmuro mientras saco mi celular en busca de mi horario —según esto tengo fundamentos de la administración.

—¿Tú?

—Algo de administrativo—se encoge de hombros.

—Lástima que no tenemos clases iguales.

—Sí, pero nos vemos en el entrenamiento y en la comida —me pega en el hombro —me tengo que ir sino quiero llegar tarde el primer día de clases.

—Creo que debería hacer lo mismo.

Camine por los pasillos hasta que llegue a mi clase. Ya había varias personas en el salón. En la esquina pude ver a la chica que le tiré el café entre los brazos de un chico —el que asumí era su novio— alrededor de un grupo de chicas y chicos. No les puse más atención y me fui a sentar. Me senté en la primera fila, no soy la mejor de la clase porque puedo llegar a ser muy distraída por lo que trato de sentarme en un lugar donde sea poco probable que eso suceda.

El maestro llegó e hizo que cada uno se presentara, me moría de nervios, siempre me ha dado pena el primer día de clases. No conoces a nadie y el maestro hace que te presentes, un movimiento en falso y serás la burla de los del salón toda la vida. Lo viví en preparatoria, el primer día no pude hablar bien por los nervios y tartamudeé, fui la burla del salón por tres meses hasta que Jade apareció y fue mi salvación, se convirtió en mi amiga desde el primer día en que la transfirieron, aunque todos le decían que se alejara ella no les puso atención y cuando noto como se burlaban de mi camino directo hacia el chico y le pegó en la cara quebrándole la nariz, ella se ganó una suspensión, pero nadie más me volvió a molestar.

—Su turno —el maestro interrumpe mis pensamientos, me levanto de mi silla y volteo para ver a mis compañeros.

—Soy Rebeca Miller Hamilton tengo 18 años, me gusta jugar fútbol, escuchar música y... ¿qué otra pregunta era? —veo al maestro con pena.

—¿En qué área te quieres desempeñar?

—Oh ya... espero poner mi propia empresa en realidad me gustaría una cadena hotelera —escucho un par de risas y me siento avergonzada así que me siento rápidamente en mi lugar. Los alumnos se siguieron presentando hasta que llegó el turno de la perra, digo de la chica con la que choqué.

—Ya me conocen, no encuentro necesidad para presentarme pero, aun así, soy Taylor Jackson Moore, me gusta ir de compras y viajar, cuando me gradué seré la directora de las compañías Jackson.

Compañías Jackson. Estoy segura que oí hablar de ellas, pero no recordaba en estos momentos de dónde. No le tomé más importancia. Todas las clases fueron igual, nos seguimos presentando así hasta que llego el almuerzo. Compré algo en la cafetería y mientras caminaba en busca de una mesa alguien choco conmigo.

—Ups... no te vi —escucho las risas de todos en la cafetería al ver como Taylor ha tirado la comida sobre mí. Suspiro y trato de tranquilizarme.

—Está bien —veo mi ropa. El jugo había caído sobre mi blusa y mi pantalón ensuciándolos por completo. No le tomo importancia a mi ropa y me agacho para recoger mi sándwich y la manzana lo único que se había salvado de mi comida, no tenía dinero para comprar más. Solo vi los tacones de Taylor frente a mí, cuando iba a tomar la manzana ella la pateó lejos de mí antes de empezar a caminar. Suspiré y me levanté, había varias personas viéndome, pero no les presté atención solo caminé para tomar mi manzana y salir de la cafetería lo más rápido posible.

Todo de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora