Prólogo

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17 de diciembre de 2002.

Querido diario,

Estoy feliz de encontrar a alguien con quien poder contar mis secretos. Sé que no tienes vida, que no puedes responderme ni ayudarme, pero sí puedes escucharme y eso es lo que más me gusta. Comenzaré a hablarte sobre mí. Mi nombre es Candie, sólo Candie. Mi nombre real es Candace, pero odio que me llamen así porque Papi y Mami me eligieron ese nombre. Papi y Mami no son como los papis y mamis de los demás. Papi se enoja mucho conmigo, me jala del cabello siempre que piensa que hago algo mal cuando no es así. Tengo sólo cinco años, pero no miento cuando digo que en serio Papi se enoja por todo lo que haga o no haga. Si se cae un platillo al suelo y yo ni siquiera he pasado por donde se ha caído, me culpa a mí de ello y me jala del cabello hasta llevarme y encerrarme en mi habitación súper pequeña. Creo que Papi y Mami no saben que le tengo miedo a los lugares pequeños. Lloro muy, muy fuerte y ellos continúan sin hacer nada. Mami se ve muy feliz con Papi, siempre se ríen y están juntos. Mami no me defiende cuando Papi me jala del cabello y me grita cosas que me hieren mucho. Siempre dice que Papi es correcto, que creo que significa que todo lo que hace está bien. ¿Estará bien que una niña pequeña llore porque su mami y su papi son malos? No lo sé, jamás he oído que mis amigas hayan dicho algo malo sobre sus papis. Todas se ven felices y sonríen mucho. Quizás es porque sus papis son muy buenos con ellas. Quizás porque no se han enamorado aún. Hay un niño del kínder que me gusta. Su nombre es Vincent. Mi mejor amiga Jazmine piensa que tiene nombre de vampiro. Y sí que lo es, ¡tiene las orejas puntiagudas! Y se dice en el kínder que tiene tres granos gigantes en el trasero. Vincent sabe que yo estoy enamorada de él, siempre lo grita en voz alta en medio de nuestra salita para que nuestros compañeros se rían o empiecen a gritarme que el amor no es algo tan importante como las Barbies o las paletas de dulce que nos trae nuestra maestra todas las semanas. Vincent me dice que jamás seré su novia, que él prefiere a las niñas con cabello rubio y sus ojos claros y muy bellos. Le digo que podría cambiar pidiéndole a Mami que me pinte el cabello de color amarillo y parecerme a las niñas rubias, pero él dice que aún así no se fijará en mí nunca porque soy muy buena y fea y a él no le gustan las niñas buenas y feas. También dijo que si seguía enamorada de él, moriré sola y no tendré a nadie conmigo. Eso me hace sentir mal, pero no puedo dejar de estar enamorada de Vincent. No hay ningún niño que sea como él, aunque no me trate muy bonito. ¿Por qué las personas que más quiero son las que me hacen sentir mal? ¿Por qué no puedo ser un poquito feliz a veces sin que otros quieran verme mal para disfrutarlo? No lo sé, Diario, no sé por qué me quieren ver triste. No soy una niña triste. Soy una niña tratando de ser feliz. Mis compañeros también se burlan de mí un poco porque yo siempre pienso o hasta a veces hablo como una persona grande gracias a que leo y escribo historias, y ellos no me entienden y se ríen o hacen chistes sobre eso. A veces me gusta pensar como alguien más grande pero otras veces prefiero ser como todos los demás, así de inmadura, para no sufrir y mirar al mundo como un mundo fácil. A veces quisiera que todo cambie, Diario. Tener otros Papi y Mami. Estar enamorada de otro Vincent. Tener otros compañeros. Una habitación más grande para no pensar que me voy a morir sin aire por mi miedo a los lugares pequeños. Ser feliz. No me falta mucho para cumplir mis seis años. Espero que cuando los cumpla, algo bonito me pase. Será mi único deseo.

Con amor,
Candie.

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