Sonrío cínicamente mientras tomo entre manos la invitación que me acaba de dar Rudy Blink y mentalmente rompo el papel frente a ella pedazo por pedazo. Rudy se acomoda los anteojos nuevamente y me devuelve la sonrisa dejando ver sus recientes brackets a la vista.
—Espero que puedas asistir. ¡Será genial! —chilla desprevenidamente y recuerdo como si hubiese sido ayer cuando aún oía sus chillidos habituales en el salón discutiendo por personajes ficticios de cómics de los cuales nadie entendía nunca nada. Rudy y sus amigos parecían estar encerrados por una burbuja invisible y nada más que las conversaciones entre ellos cabían allí.
A pesar de ello, Rudy no es alguien desagradable. Incluso puedo llegar a decir que podría mantener una conversación extensa con ella. Sólo que jamás es el momento indicado.
—Um, Rudy, no lo sé —miro de reojo la invitación dentro del sobre rojo al vivo con mi nombre impreso en él. La tinta es dorada y está escrita en letra cursiva. Si me gustara mi nombre, podría decir que era un sobre muy bonito—. No sé si quiera ir. De hecho, no, no quiero ir. A Pam le encantará la idea y seguramente me arrastre con ella hasta allá. Pero te aseguro que no será genial, si es que quieres mi absoluta opinión del tema.
Rudy curva sus labios en una sonrisa otra vez. ¿Me habrá escuchado? Le acabo de decir de forma no sé si tan buena que no quiero ver a mis ex compañeros de la secundaria nunca más. Y, si la situación hubiese sido al revés, yo lo hubiera tomado mal por el hecho de pensar que fue una indirecta para mí también. Sin embargo, ella permanece ahí. Sonriendo, como si le estuviera jugando una broma.
—Esto es por Megan, ¿no es así? —quedo estática por un momento al oír esas palabras— No la conocía a fondo, pero creo que le hubiera encantado ir —asiente frenéticamente, su sonrisa ya terriblemente molesta comienza a colmarme la paciencia.
Al juzgar por su actitud, parece como si estuviera negociando la venta de una propiedad más que de hablar de una persona muerta. ¿Cómo se permite a sí misma hacerlo? ¿No tiene sentido común al menos? Si a ella no le importa lo que a Megan le haya pasado, bien por ella. Pero no puede venir hasta aquí y decírmelo como si nada. Mucho menos a mí.
—Por si no lo sabes, estamos hablando de mi amiga muerta —mis labios eran inexpresivos al igual que el resto de mi rostro, permaneciendo en seriedad absoluta—. Y no sólo eso, sino que de mi amiga muerta y, además, suicida —remarco esta última palabra engrosando la voz—. Es más que obvio que no hubiese querido ir ni aunque su vida dependiera de ello. Si esa bola de inútiles a los que has invitado a esa reunión fueron los culpables de que Megan no esté conmigo aquí hoy, te aseguro que lo que menos quiero hacer es mirarlos a la cara —empujo la puerta para cerrarla lentamente mientras continúo hablando—. Así que no cuentes conmigo en ese agujero a menos que Pam consiga un ultimátum de vida o muerte para tenerme allí ese día.
La puerta se cierra completamente y siento deseos de abrirla nuevamente e ir hacia donde Rudy esté ahora para seguirle argumentando mi odio hacia esa época oscura que ella quiere revivir o echarle en cara lo descarada que es al intentar chantajearme poniendo a Megan y a su crisis existencial en juego. Me contengo pensando en que sería totalmente patético y que no serviría para nada. Si se tratara de otra persona, quizás hasta ya esté frente a ella y comiéndomela furiosamente con la mirada. Pero se trata de Rudy, por Dios. A menos de que ejemplifique mis argumentos con escenas de sus cómics favoritos, no lograría captarlo ni tampoco se interesaría en ello. Claro, todo es más fácil cuando nada falta en tu vida. Y todo es más fácil si lo que pase a tu alrededor sea completamente ajeno a ti. Creo que de eso debe tratarse, entre tantos otros puntos, la odiosa felicidad.
Me encuentro en la cocina bebiendo un vaso de agua —la cual, por cierto, odio y me parece algo muy difícil de beber sin querer escupirla— mientras con mi mano libre tomo el celular y comienzo a vagar por todas las aplicaciones que encuentre. ¿Por qué en esta casa nadie se digna a preparar jugo? Se lo beben todo y colocan la jarra vacía en la heladera sólo para luego hacerme enfurecer. Qué agradable.

ESTÁS LEYENDO
Letras de suerte
Teen FictionNo es la típica historia de la mujer feliz ni la mujer suicida. Candie odia a ambos tipos de persona. Pero siendo la esperanza de un cambio de vida totalmente ajeno a la suya, se topa con un acontecimiento muy peculiar: ¿de quién pertenecerán esas m...