Un guiño. Una sonrisa.
Una rutina diaria que Yeonjun y HaeWon crearon cuando se conocieron un día.
Una lágrima. Una mueca.
Cuando descubrieron que estar juntos sería más complicado de lo que pensaban.
✪ TXT Yeonjun
✪ Heterosexual
✪ Romance, drama
✪...
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𝗬𝗲𝗼𝗻𝗷𝘂𝗻
Lunes 3 de Enero - 7 días en los que me he sentido lo más deprimido posible en todos mis años de vida, a pesar de estar rodeado de familia y el apoyo de mi madre, pues parece ser que aún no ha conseguido nada y quiero tirarme por la ventana porque hecho de menos todo y la frustración me consume cada vez más :)
― Jun, abre la puerta ― escuché a mi prima desde la distancia que separaba la cama de la puerta.
― No ― dije perezoso para volver a rodearme de las cómodas mantas que me estaban cubriendo.
― La excusa del jet lag ya no me sirve, ¿Estás bien? ― me preguntó, y espero que hubiera entendido el mensaje con mi silenciosa respuesta. La oí suspirar y apartarse de mi puerta, sus pasos bajando las escaleras siendo el único sonido que podía escuchar.
Me siento como una completa mierda, resumidamente.
Me pesan los párpados, siento martillazos en mi cabeza e intento dormir para olvidarme de todo. No quiero salir de mi cama, casi no me apetece comer pero lo hago porque no quiero preocupar de más a mi madre, y si estoy despierto es para hablar con mis amigos únicamente por mensaje. Porque si me vieran ahora mismo, no creo que les guste. Tampoco es que me haya visto yo, pero puedo notar lo demacrado que me siento.
La noche anterior había pasado horas hablando con HaeWon, leyendo sus preocupaciones por los exámenes y hablando de cómo le iba su vida en general. No hacía falta hablar de la mía porque ella sabía como me estaba sintiendo, pero no cómo lo estaba enfrentando. Creo que me regañaría mucho si viera el estilo de vida que había adaptado.
Cogí el móvil para ver la hora, cuatro de la tarde. Mi prima me había levantado, pero yo solo quería volverme a dormir. Sumirme en mis fantasías, donde podía ser más feliz que en la pesadilla en la que me encontraba ahora con los ojos abiertos.
No quiero estar más aquí.
¿Y si me fugo?
Era un pensamiento constante que me surgía cada vez que me despertaba. No tengo el dinero suficiente, pero tampoco las agallas de robarle a mis padres, aún cuando era mi mayor deseo marcharme.
La puerta de mi habitación volvió a sonar, pero esta vez no era la madera. Sonó un metal y el ruido del pestillo girando. Me volví a ver a mi prima en la ahora puerta abierta con una moneda en sus manos, habiendo forzado la entrada a mi habitación. A su lado, se encontraba mi madre, con una preocupación más notable que la de ella.
Puede que se me haya olvidado mencionar que llevo encerrado en mi cuarto dos noches. Mi excusa fue el jet lag, pero claro, ya no es efectiva.
Mi madre entró haciendo resonar sus tacones en el suelo, llevaba el traje de su oficina y el pelo un poco alborotado. Se ve que mi prima la había llamado cuando le dije que no iba a salir.
