« Cuestionables » [VegasPete]

Rey Charles

La quinta cachetada en mi rostro me golpeó con más dureza que las demás, aún así, no me dolió tanto como la primera, pero mi mejilla está tan roja e hinchada que actualmente arde y quema.

¿De verdad merezco esto?

- ¿¡Intentas desafiarme!? - grito histérica frente a mí - ¿Sabes acaso todo lo que he hecho por ti? ¡Aún cuando...! Aaahg - se dio media vuelta al, dándome la espalda, mientras murmuraba cosas que son inaudibles para mi ahora.

Miro mis pies descalzos ya rojos por el frío, y siento la presión baja azotarme al sentir como un viento helado se encuentra conmigo al recorrer por la habitación de la biblioteca casi vacía. Tiemblo inevitablemente, y sin poder contener mi cuerpo caigo de rodillas al piso. Aprieto mis labios magullados por mis propios dientes al querer soportar el ambiente congelado y hostil de la madrugada. De cierta forma me recuerda a mi ambiente familiar, cuando papá desquitaba su enojo con mi madre y conmigo, luego mi madre me echaba la culpa y lo demás es historia, era como un ciclo de cada semana sin un aparente fin.

- Pete, ¿Recuerdas a tu padre? - dijo de la nada luego de un largo silencio.

- ¿Mi padre? - mi voz tembló, mientras que mi rostro muestra una duda y un desapego claro ante la mención de un ser que ni siquiera sé el nombre o apariencia.

Un resoplido retumbó en la oscura y muda habitación.

- Claro, es así por que lo viste solo tres veces de niño - aún dándome la espalda, ladeó su cabeza, la giro un poco para mirarme y pude ver en su ya adulta mirada, el vacío sin emoción que llena sus ojos, como si no quedará ningún tipo de sentimiento o afecto por quién es el padre del hijo del cual estás "orgullosa", aunque eso solo sea para la vista pública. No dije nada, mantuve mi vista en mis pies.

- El rey Charles fue un hombre con un buen poder político - puso las manos en sus caderas - El único poder que tenía, porque en realidad sólo era inteligente cuando se trataba del reino - la amargura en su voz me hizo levantar la vista. Ella, al mismo tiempo movió un poco su cuerpo en mi dirección.

Rey Charles... En realidad, no leí ese nombre en ningún momento de mi lectura de esta historia, así que, de nuevo una incógnita se dibuja en mi expresión.

- Tu padre fue un libertino cuando se trataba de omegas - sentenció, como si de sus labios saliera la única verdad existente.

Se acercó con pasos lentos. Sentí como si estuviera en peligro derrepente. Se arrodilló ante mí y tomo mi rostro entre sus dedos, haciendo que la mirara a los ojos, esos que ahora mismo transmiten

¿Porqué quieres desahogarte conmigo? Yo no sé nada sobre ese hombre. Ve a terapia.

- De ahí vienes tú, Pete - sus dedos apretaron tanto mi piel que sentí sus cortas uñas punzando mi mandíbula.

- De una maldita oportunista - escupió sus palabras con voz alta y agria, como si sintiera repugnancia del recuerdo que lleva. Luego, me observo con una expresión arrugada y solto mi rostro con fuerza.

Eso dolió, un poco, pero dolió.

- Fui tan amable de criarte y darte lo mejor que pude porque creí que aún si yo no era tu madre te parecías a mí. Y cuando mi-

- Nuestro - se corrigió mientras cerraba los ojos por un instante - nuestro plan de vida se concretó, no pensé en nada más que maravillas para ambos - dio una breve sonrisa sarcástica durante su discurso.

¿Qué me parecía a ti? Dios... Estoy seguro que eso sería lo último que desearía en el mundo, ¿Cómo es que llegaste a esa conclusión?

- Pero parece que la estupidez es hereditaria - se puso de pie - Ugh... - sobó la coronilla de su cabeza con sus dedos, y su ojos cerrados se arrugaron molestos.