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Se dirigió al gimnasio junto a Donghyuck, su clase de deportes era la siguiente y la verdad estaba curioso sobre qué harían

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Se dirigió al gimnasio junto a Donghyuck, su clase de deportes era la siguiente y la verdad estaba curioso sobre qué harían.

En cuanto puso un pie dentro de los vestidores frunció el ceño y reprimió un gruñido.

Canela. Alfa.

Se cambió lo más rápido que pudo y prácticamente saltó junto al profesor, esperando a su amigo omega cuando su visión captó al delincuente juvenil acercarse.

El pelirrojo hizo una inclinación profunda, llamando la atención de todos.

-¡Lamento haberte golpeado ese día, fue mi imprudencia la culpable de todo!

Dejó un par de segundos pasar notando la postura del alfa titubear, hasta que finalmente pensó que fue suficiente.

-Bien.

Como si fuera un resorte el pelirrojo sonrió grandemente y su mirada pareció iluminarse al ver a alguien detrás, casi podía ver una cola agitándose de alegría.

Siguió su mirada viendo a Donghyuck junto a Renjun. Como una sanguijuela Yangyang se pegó a este último y se reunieron con Jeno que estaba en un rincón del gimnasio.

-¿Ellos...? -Dejó la pregunta al aire, sabiendo que el omega podría entenderlo.

-¿Se gustan? Sí. Pero a Renjun le gusta la etapa del cortejo y por eso no formalizan nada. Realmente Yangyang suele juntarse con unos chicos del grado de Mark; Hendery, Lucas y Xiaojun. Pero últimamente no se despega de Renjun.

Asintió y en eso el profesor los llamó a formar filas. Harían calentamientos y después dos equipos para jugar baloncesto.

Podía escuchar a Donghyuck y a otro sequito de omegas quejarse después de unos minutos, al parecer los deportes no eran su fuerte.

Quiso eliminar la voz de su padre gritando sobre lo débiles que eran los omegas.

Un suspiro colectivo sonó cuando les dieron cinco minutos en lo que el profesor armaba los equipos. Su nombre fue dicho junto a el de dos betas, yangyang y un omega desconocido.

Entendió la formación de equipos que había ideado el profesor cuando llamó al equipo contrario, dos alfas, dos betas y un omega.

Uno de esos alfas era Jeno.

A veces se pregunta si la diosa Luna era una niña divertida, jugando con todos.

Los primeros dos tiempos transcurrieron con normalidad, él y Jeno mantenían una distancia segura.
Además de que el delincuente Liu jugaba extremadamente bien, puntos extras.

Captó el pase y avanzó hacía la canasta contraria, en el camino un fornido cuerpo bien conocido lo interceptó bloqueando.

Hizo un paso en falso hacía la derecha y cuando Jeno se movió allí, se deslizó con rapidez a la izquierda lanzando el balón al cesto.

The Perfect AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora