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Jaemin inhaló profundamente, acababa de salir de su clase de química y sintió una presencia al otro extremo del pasillo

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Jaemin inhaló profundamente, acababa de salir de su clase de química y sintió una presencia al otro extremo del pasillo.

Allí estaba.

Luciendo totalmente renovado.

Al alfa le gustaría decir que todo esto era en contra de su voluntad, que Jeno en realidad no tenía tanta impresión en su vida.

Pero sabía como había respondido su cuerpo en ese baño y conocía sus capacidades. Era un alfa totalmente capaz de quitarse a otro de encima.

Escuchó a Donghyuck decirle que iría a buscar a Mark y asintió perezosamente.

Decidió que había sido suficiente cuando por fin notó a Renjun hablando cómodamente con el rubio.
Mordió su lengua, sintiendo el peso de un gruñido atorado en su pecho.

Como una señal, la mirada de Jeno se levantó y se dirigió directamente a donde estaba él. Sintió una pulsada satisfacción al tener la atención del otro.

Cualquier otra sensación fue remplazada con pánico cuando el otro alfa se encaminó en su dirección.

Pasó el peso de su cuerpo a su pierna derecha y trató de parecer relajado.

-Jaemin.

-Hola, Jeno ¿Estás mejor? -La expresión del otro titubió como si la pregunta fuera absurda pero, de igual forma asintió.

-Ese día no pude disculparme bien, entiendo que te sientas disgustado y molesto.

El rubio se inclinó y Jaemin demoró unos segundos vergonzosos en entender que era una disculpa. Captó una que otra mirada curiosa viéndolos y se acercó rápidamente a levantar a Jeno de su lugar.

Lo tomó levemente por los antebrazos, justo cuando iba a responder simplemente aceptando la disculpa, el aroma a un omega llegó a él. Sabía que era de Renjun, había pasado el tiempo suficiente junto a Donghyuck para distinguirlo.

Apretó la tela entre sus manos.

Biológicamente hablando, los betas son los más sensatos al no tener instintos que los dominen, de allí seguían los omegas que solo perdían el control ante un gran peligro o atracción a una pareja; Mientras los alfas solían ser más compulsivos y fáciles de dejarse llevar por sus instintos.

Jaemin nunca había tenido problema al controlarse, pero en las últimas semanas se sentía como un adolescente al que le comienza a cambiar la voz.

Se relamió los labios con cuidado y en eso escuchó un fuerte resoplido, casi gruñido, venir del otro.

-¿Jaemin, estás tratando de marcarme con tu aroma?

Nuevamente logró sorprenderse a sí mismo. Vaya, Jaemin estaba fuera de control.

-Siempre tuve tus supresores.

-¿Qué? -Casi pudo reir ante la expresión confusa del mayor.

-Ese día. Los supresores siempre estuvieron a mi mano, no creas que soy un omega del que te aprovechaste o algo así.

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