Mudanza

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Eran las 10 de la mañana de aquel día en el momento en el que Charles miraba fijamente sus manos, estaba sentado en el sillón de la sala de espera del consultorio médico de su obstetra y empezó a agitar su pierna derecha con nerviosismo, lucía totalmente perdido absorto en si, cuando una voz proveniente del sillón de a lado interrumpía sus pensamientos.

-¿Es tu primera vez?

Le preguntó un hombre castaño de no más de 30 años con barba de candado, camisa de vestir
negra y un vientre mediano que revelaba un embarazo de casi 30 semanas

-En realidad es mi tercera vez, solo pensaba que quizás, este no es el momento adecuado para un embarazo más a mi lista de problemas- le respondió Charles al hombre suspirando exasperado y agotado

-Te entiendo, este es mi quinta vez aquí y cada una de las veces a sido una experiencia complicada, hubiera preferido que nos quedáramos con 5 pero mi esposo se ha salido con la suya una 6ta vez- le respondió el hombre con una sonrisa amable y un tono divertido y sarcástico en su voz

-Tony Rogers Stark-dijo el hombre mientras le tendía la mano

-Charles Lehnsherr Xavier- le respondió

Aquel hombre amable le transmitía a Charles la confianza que en su momento le dio a Emma, sintió que podía hablar con el de cualquier cosa por horas, como un par de viejos amigos que se cuentan de todo.

-Si alguna vez quieres a alguien que te escuche puedes llamarme, somos de Nueva York pero mi esposo y yo tenemos trabajo aquí y nos quedaremos unos meses, quizás un año antes de volver- le dijo el señor Rogers de manera inesperada dándole su número de teléfono en una tarjeta de papel

-Le agradezco la oferta señor Rogers, quizás en alguna ocasión le tome la palabra, a veces me hace falta un amigo a parte de mi suegra, mi esposo o mis hijos- bromeó Charles de manera casual recibiendo la tarjeta

-Señor Lehnsherr su turno- le informo la secretaria del consultorio

-Por favor llámame Tony y no te preocupes, soy muy bueno escuchando y hablando, me dio gusto conocerte y tranquilo, todo va a estar bien.

-Mucho gusto Tony y muchas gracias por el ofrecimiento y tus palabras, el día de hoy las necesitaba- Charles le sonrió en agradecimiento y se despidió de su nuevo amigo entrando al consultorio

Eran las dos en punto de la tarde de ese mismo día cuando Erik estaba en su oficina, recogiendo los documentos en los que había estado trabajando para preparar su próxima reunión cuando sonó el teléfono.

—Señor Lehnsherr, llamaron desde su casa porque quieren hablar con usted.

A Erik  le dieron escalofríos. Charles nunca lo llamaba al despacho. ¿Habría ocurrido algún accidente?, se preguntó con alarma. ¿Le habría ocurrido algo a sus hijos?

—Páseme la llamada- le pidió a su secretaria.

Cuando recibió la llamada, había considerado tantas posibilidades que se desconcertó cuando no oyó la voz de Charles sino la de su madre.
Sacudió la cabeza y dijo:

—Empieza otra vez, mamá. Que no entiendo ni una sola palabra de lo que me dices.

Al cabo de unos minutos, estaba en su coche, pisando el acelerador en dirección a su casa. Su madre le abrió la puerta.

—Está ahí dentro- le dijo con gesto de preocupación -Está muy triste- añadió su madre susurrando.

Erik hizo un gesto de dolor al abrir la puerta del salón y ver a Charles sentado en una esquina del sofá. Tenía el rostro enterrado en un cojín y no paraba de sollozar.

Un Marido Infiel - CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora