la vida de Elizabeth parte 2

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Muchos años después, Elizabeth dormía en los brazos de su hombre tranquilamente mientras una feliz sonrisa se formaba en su rostro. Se sentía segura en sus brazos, como si pudiera haber un tornado pero ella estaría totalmente protegida por su esposo. El, por otro lado, estaba feliz de dormir una noche más con su mujer. Pero sobretodo, estaba aún más feliz por la pequeña criaturita que dormía plácidamente en la cuna al lado de la cama. Su pacifico sueño se vio interrumpido cuando el pequeño bebé empezó a llorar..

Elizabeth se puso su vestido para dormir, T/N se puso el pantalón. Se levantaron de mala gana, fueron hasta el bebé y T/N la acurruco en sus brazos de manera cariñosa, aún con el pequeño envuelto en mantas. Este último dejo de llorar al instante, sus pequeñitos ojos miraban a los de su padre. Todavía era demasiado joven, pero aquel bebé conocía a sus padres. Y los amaba profundamente, sobretodo a su padre debido a que su madre no lo cuidaba mucho. Elizabeth miro con una leve molestia y cansancio como su marido atendía al bebé, le parecía extraño que el bebé lloraba aún más cada vez que ella intentaba calmarlo.

-los amo mucho.. a ti y a el..- dijo T/N, mirando a Elizabeth con una suave sonrisa mientras lentamente dejaba al bebé en la cama. Ella se sonrojo ligeramente, esas palabras hicieron que su corazón diera un vuelco.

-sabes.. siempre quise tener una familia contigo, tener una casa junto al mar, ir de paseo todos los dias.. y tener una familia llena de hijos..- agrego T/N mientras abrazaba con fuerza y cariño a Elizabeth, antes de darle un amoroso, profundo y largo beso en los labios. -gracias por estar conmigo, Elizabeth.. te amo muchísimo, quiero pasar el resto de mí vida contigo- dijo el, antes de ir a la cama nuevamente y tumbarse en la cama, estirando los brazos esperando a que su esposa fuera a acostarse con el de nuevo.

Elizabeth se quedó callada, no supo que responder. Su corazón nunca había latido tan rápido y fuerte como ahora, sentia que en cualquier momento su corazón iba a saltar de su pecho. Sentía como su amor por su esposo crecía con cada segundo que pasaba, inmediatamente se tiro sobre la cama y se acurruco entre los brazos de su esposo. Se sentía feliz, extremadamente feliz. Sonrió felizmente y suspiro, sintiendose la chica más afortunada del mundo. Los dos se durmieron, sus cuerpos entrelazados y abrazados como si de eso dependiera su vida.

Cuando T/N conocio a Elizabeth, solo la veía desde lejos. Le daba pena que ella tuviera que usar muletas, sobretodo en plena escuela. Lo enojaba que un grupo de 5 chicos la molestaran todos los días, sabiendo que ella no tenía chance de defenderse. Cuando vio que la tiraron al suelo, decidió intervenir y defenderla. Pensó que ahí terminaria todo, que solo la ayudaría y después las cosas seguirán igual, pero sin darse cuenta poco a poco comenzó a pasar más tiempo con ella. De alguna manera, se sentía bien estando cerca de ella. A pesar de las deficiencias de Elizabeth, a T/N le gustaba pasar tiempo con ella.

Su sonrisa, para T/N, era como ver lo más hermoso del universo. Cada día se esforzaba para hacerla reír, se sentía bien al hacerlo. De vez en cuando hacían salidas con Elizabeth y Lucia, una de las amigas de Elizabeth. Lucia siempre molestaba a un chico bajo y con el pelo alborotado, aquel chico era tímido y torpe, se llamaba Carlos. Pero Lucia no paraba de hablar de lo tierno y lindo que era Carlos, de como le gustaba estar cerca de el, era evidente que a Lucia le gustaba ese chico.

Elizabeth sentía cosas por T/N desde el primer día que lo conoció, fue el único que la trato de una manera amable además de sus padres y Lucia. Siempre disfrutaba cuando ella y T/N se divertían, hasta iban a su casa para pasar más tiempo y hacer pijamadas. La malformación de Elizabeth nunca fue un problema para T/N, hasta incluso la ayudaba cuando bajaba las escaleras. Siempre que ella necesitaba algo, el iba y se lo daba sin dudarlo.

En esa secundaria hacian una especie de bailes cada vez que terminaba el año, todos los alumnos se juntaban en un gran salón en el cual bailaban y se divertían. Elizabeth llevaba un vestido rosa, tenía un moño del mismo color en la frente y tenía todo el cabello recogido hacia atrás con una colita, sin olvidar obviamente sus muletas. T/N se sonrojo muchísimo al verla, para el ella se veía extremadamente hermosa y perfecta. Elizabeth estaba nerviosa, pero emocionada al mismo tiempo. Se sonrojaba cada vez que veía a T/N con ese saco de vestir negro y camisa blanca, sentía un extraño calor proviniendo de su entrepierna cuando el se sacó el saco y se quedo solo con la camisa.

Cuando bailaron, T/N la cargo en sus brazos con cariño y gentileza mientras bailaban, asegurandose de que nunca se caiga. Los alumnos no creían que alguien estuviera bailando con Elizabeth, sobretodo por su discapacidad. Pero eso a él no le importaba.

A lo lejos se veía a Lucia bailando con Carlos, Lucia miraba hacia abajo intentando ocultar su sonrojo y nerviosismo. Cuando el baile termino, T/N llevo a Elizabeth afuera de aquel salón, en donde se le declaria con todo el valor que tenía. Ella se sorprendió mucho, su corazón dio un vuelco por completo y sus ojos se pusieron llorosos. No podía creer que alguien sentía sentimientos por ella, pero el hecho de saber que esa persona era la mísma de la que estaba enamorada la ponía más feliz que nunca.

Cuando termino la secundaria, Elizabeth desde hace tiempo que tenía pensado algo desde que dio su primer beso con T/N. Con el dinero que tenía su familia, junto con su conocimiento sobre genética, se hizo alteraciones genéticas para auto-mejorarse. Su cuerpo se hizo mucho más grande, sus tetas eran casi tan grandes como la mitad de su torso, su culo aumento tremendamente, su cabello se hizo verde debido a las alteraciones, y ya no necesito aparatos ortopedicos porque sus dientes se hicieron enormes y filosos como los de un tiburón.

Un 1 año después, Elizabeth y T/N se casaron. Eran muy felices, y se amaban profundamente el uno al otro. Elizabeth ya no era la chica rara y que necesitaba ayuda para vivir, ahora era enorme y podía destrozar una pared con un solo golpe. A pesar de ser arrogante, ruda, y engreída, su esposo aún la amaba con todo su corazón.

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Una esposa un poco extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora