La mujer abre los ojos abruptamente y lo primero que logra divisar son unos ojos azules.
—Tú...
Por un momento se queda muda al contemplar unos brillantes ojos como el de un cielo despejado. Al tomar conciencia de la situación, aparta la mirada, se aleja de Asher y se levanta con dificultad.
El pelirrojo de igual manera se alza del suelo, luego le extiende su mano, ya que intenta ayudarla.
—¡No me toques! ¡Me das asco!
La chica sigue su camino por la banqueta, con la frente en alto y la visión borrosa.
—¡Señorita, no puede caminar por la calle sola! ¡Al menos no de esa manera! —dice Asher, mientras camina a sus espaldas.
—¡Si no te gusta, pues no debiste haberme salvado! —exclama Melissa, hay furia en sus palabras.
—Lo siento, señorita, la llevaré a casa.
Melissa da la vuelta y se detiene abruptamente frente a él —¿No lo entiendes? ¡Maldita sea, me quiero morir! ¡Solo quiero eso, morir! —Exclama Melissa, lágrimas caen de sus mejillas.
Asher mira con dolor el rostro de aquella mujer desesperada por acabar con su vida.
—Así que vete y déjame desaparecer.
Melissa pierde las fuerzas en sus piernas y de nuevo cae al suelo.
Asher rápidamente sostiene su espalda, evitando una fuerte caída.
Sin más, Asher la carga en sus brazos, ella golpea un par de veces sus pectorales, solicitando que la baje al suelo, pero el guardaespaldas hace caso omiso a su petición.
Luego de llegar a la camioneta estacionada, le abrocha el cinturón de seguridad, ella se mantiene en calma con la mirada vacía, dejando entre ver el asfixiante dolor que habita en su corazón.
Más adelante, la mujer observa por la ventana la lluvia que cae en las calles de la ciudad. El sonido del diluvio retumba en sus oídos. En la ventana dibuja un corazón con grietas en su interior.
Asher observa a Melissa temblar de frío, en un semáforo rojo, la cubre con su saco negro.
Después de unos cuantos semáforos, Melissa observa el hermoso perfil de Asher mientras conduce. Sus pestañas abundantes marcan su mirada de concentración que atrapa la atención de Melissa. En su mente dibuja cada centímetro de sus labios. Inspira el dulce aroma que proviene de su cuerpo. Sus manos dan una percepción de suavidad, baja lentamente a su abultada zona prohibida, hasta llegar a sus tonificados muslos. En ese momento, Asher la atrapa en medio de su expedición.
—¿Todo bien, señorita? —pregunta Asher preocupado.
—Sí... —Dice Melissa sonrojada, voltea hacia otro lado tratando de ocultar la vergüenza que siente.
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Mi Dulce Ángel Guardián
Любовные романыMelissa una joven millonaria que tras tres intentos de suicidio, su madre contrata a un joven guardaespaldas con el fin de proteger su vida. Lo que no saben es que su verdadera identidad es la de un ángel guardián, el cual tiene una misión con respe...