Por la noche, Melissa se encuentra en su cuarto alimentando y cuidando a su nueva hija gatuna.
—¡Te llamaré Fany, ese nombre te queda perfecto! —dice Melissa mientras la observa beber leche tibia.
Asher se mantiene afuera de la habitación, custodiando la entrada al cuarto. De pronto, Lucía se acerca a la habitación.
—Asher ve a cenar algo o ve a dormir. Yo estaré un rato con mi hija. Te indicaré cuando vuelvas a tu puesto.
—Gracias, señorita Lucía —expresa Asher.
La diseñadora de joyas entra al cuarto, dejando la puerta abierta. Asher camina por el largo pasillo de la mansión, hasta llegar a su cuarto. Al cerrar la puerta, nota unas pequeñas patitas detrás de él.
—¿Qué haces aquí, pequeña? —dice Asher, carga a la gatita y la lleva adentro
—Te advierto, si me das otro lengüetazo yo...
Asher se siente nervioso y al mismo tiempo se derrite al ver su pequeño cuerpo
— ¡Okay, tú ganas!
Cierra la puerta y deja a la gatita a lado de él. Se quita los zapatos, luego retira las agujetas de su calzado y se los da a la dulce gatita, la cual juega con ellas.
Asher respira profundo mientras se quita el saco, desabrocha su camisa azul, retira su chaleco antibalas, al igual que algunas pistolas y cuchillos de bolsillo. Coloca las cosas en la mesa junto con su celular. Se sienta en la orilla de la cama mientras observa a su peluda amiga jugar.
—Dime, pequeña, ¿cuál es tu verdadera identidad? —cuestiona Asher, toma una agujeta y juega con la gatita—. Te seré honesto, yo soy un ángel guardián.
De pronto siente una carga pesada en la espalda.
—Y tengo una misión: proteger a tu nueva madre y encontrar su propósito de vida. Lo sé, suena sencillo, pero no sé cómo voy a lograrlo — explica a la gatita, luego se levanta de la cama.
—Te llevaré con tu dueña, probablemente te está buscando.
Al levantarse, presta atención a una extraña pesadez en su espalda. Con sus manos siente unas suaves plumas blancas. Rápidamente se dirige al baño y ahí encuentra un espejo de cuerpo completo. Observa las enormes alas blancas que provienen de su espalda, estas abarcan 20 centímetros arriba de su cabeza, hasta la punta de sus pies.
—¿Cómo es que aparecieron? —Dice confundido.
Asher intenta moverlas, y en un segundo hace un leve aleteo, lo que lo hace sentir sorprendido. No para de mirarlas con asombro. Inmediatamente, tocan la puerta de su habitación
—¿Asher has visto a mi gatita? —Escucha la voz de Melissa al otro lado de la puerta.
—¡No! ¿Cómo oculto estás alas? — Se cuestiona así mismo, los nervios le nublan la mente.
—¿Asher estás ahí? —pregunta Melissa, toca más fuerte la puerta, luego de no haber escuchado una respuesta.
Corre desesperadamente de un lado a otro buscando una solución rápida; sin darse cuenta, tira un jarrón de vidrio que se encontraba encima de una pequeña mesa redonda de mármol.
—¿¡Qué fue eso!? —cuestiona Melissa preocupada.
—¿Desaparece? ¿Adiós alas? ¡No tengo alas! — Dice Asher en voz alta; aun así, sus alas no desaparecen.
Se queda inmóvil frente a la puerta, pensando en que pronto se arruinaría su misión, pero sobre todo dejaría de ser un ángel encarnado.
—¡Voy a entrar! —advierte la joven.
ESTÁS LEYENDO
Mi Dulce Ángel Guardián
RomanceMelissa una joven millonaria que tras tres intentos de suicidio, su madre contrata a un joven guardaespaldas con el fin de proteger su vida. Lo que no saben es que su verdadera identidad es la de un ángel guardián, el cual tiene una misión con respe...