Capítulo diez, parte dos: Un evento infernal.

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De pronto escucha su inconfundible voz y sin verlo visualiza su característica sonrisa maniaca.

—Nos vemos de nuevo, Melissa.

A la mujer le arde el pecho, por ello su respiración entre cortada seca su garganta. Su vista comienza a nublarse y en un instante pierde las fuerzas en sus piernas, en consecuencia cae de rodillas al suelo.

  —¡Melissa! —exclama su madre. 

Demian esboza una sonrisa llena de satisfacción al ver a la pelinegra tirada en el suelo. 

—¿Melissa? —Demian finge preocupación, inmediatamente se acerca a ella y toca su hombro con las ocultas ansias de romperle los huesos. 

Asher toma con fuerza la mano de Demian y la aparta del brazo de Melissa.

El hombre mira al guardaespaldas con desprecio. Abre y cierra su mano luego de sentir un fuerte dolor en sus dedos. 

—¿Qué crees que estás haciendo, Asher? —Lucía se cruza de brazos.

—Solo hago mi trabajo, señorita Lucía. 

—¡Demian no es un peligro para mi hija! —Asher ignora las palabras de Lucía carentes de sentido.

Lyra Bennett se encuentra de cuclillas a lado de Melissa.

—¡Cariño! ¡Cariño, tranquilízate, que estás haciendo un espectáculo! 

Asher carga a Melissa en sus brazos y se dirige hacia el vestíbulo, ignorando a todo el mundo a su alrededor.

Ella se aferra al cuello de Asher e inunda su rostro en él. El tiempo corre lentamente, Melissa cierra los ojos con fuerza, deseando desaparecer del mundo terrenal. De pronto percibe el dulce aroma de Asher, por lo cual su respiración vuelve a la normalidad. 

—No dejes que me lastime... —Son palabras que Melissa le susurra al oído.

—Jamás lo permitiré...

—¡Lamento que hayan visto esa exagerada escena! ¡De seguro es todo el estrés que Melissa acumuló! —Lucía se ríe de manera nerviosa —

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—¡Lamento que hayan visto esa exagerada escena! ¡De seguro es todo el estrés que Melissa acumuló! —Lucía se ríe de manera nerviosa —. ¡Pero pronto estará mejor, solo necesita un breve descanso! 

—Claro, debe ser por eso —Paolo Benett dice sin  muestra de interés —. ¡Lucía, solo asegúrate de que los cuadros sean presentados en el escenario!

—¡Por su puesto! ¡De eso me encargo yo! —Lucía muestra una sonrisa forzada, al ver el semblante sumamente serio de Paolo Bennett —. ¡Si me lo permiten, iré a ver a mi hija! ¡Pero por favor, vayan a probar los bocadillos que están por allá! 

—Está bien, Lucía. ¡Corre, ve con tu hija! —dice Lyra Bennett, mientras toma el brazo de su esposo.

Demian Benett observa detenidamente al pelirrojo, mientras se aleja cada vez más con Melissa en sus brazos, hasta que finalmente los pierde de vista. 

Mi Dulce Ángel Guardián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora