— ¿Crees que siga vivo?
— ¡Por supuesto que lo está!
— Se ve muy pálido.
— Kendo..
Aquino ignoró decididamente la discusión de Kendo y Locochon para mirar mejor a Duxo. Sus pestañas estaban igual de largas como las recordaba y sus mejillas usualmente sonrojadas ahora se veían enfermamente pálidas, el corazón de Aquino lloró desconsolado cuando la venda improvisada que él le había puesto fue sustituida por un parche mucho más profesional pero maniobrado sin ternura, sino con una precisión quirúrgica.
— Estará bien para mañana. — Les dijo jovialmente la enfermera. — No fue nada realmente grave, sólo perdió sangre y suturamos la herida.
— Menos mal que no fue grave. — Se rió Kendo cuando la joven suplente salió de la habitación sacudiendo su alargado rabo de pantera. — Y.. bueno. ¿Qué me cuentas, Aquinito?
— Nada. — Suspiró el castaño, acomodando los tulipanes que le había llevado a Duxo y las margaritas que Mictia había enviado. — Realmente no ha pasado nada interesante. Todo es más calmado desde que cambiaron las aulas.
— Me imagino.
Locochon miró a Kendo de forma fría, intercambiando palabras en una sola mirada. Kendo pareció entender, porque tomó a Aquino delicadamente de las muñecas y salió con él a la zona de espera.
Aquino miró a sus espaldas e intentó memorizar la dulce imagen de un Duxo durmiente siendo acunado por los rayos del sol saliente; y por un momento, su corazón se sintió en paz.
— Bueno. — Carraspeó Kendo finalmente, sentándose en una banca y masticando una torta que había conseguido con sus padres cuando visitaron a Duxo. — Tenemos cosas que discutir, no te asustes, sólo.. seeeeh.
— Es sobre Duxo. — Afirmó el castaño mientras suspiraba y se reclinaba en la pared. — Últimamente todos se han interesado en nuestra ruptura.
— En mi defensa, Soarinng fue el que me contó y pasé el resto del año escolar preguntándome si era cierto o no.
— Sí, cortamos. — Dijo entre dientes, cruzado de brazos y enfurruñado en su sitio. — Y para ahorrarte preguntas, no, no nos odiamos. Sí, terminamos bien. ¿Por qué terminamos? pues Estailus..
Aquino dejó de hablar cuando notó su torpe desliz y decidió levantarse de golpe y tomar su bolsa con fuerza. Murmuró una despedida desordenada y decidió que había tenido suficiente estrés ese día. Kendo seguía sentado y aturdido, mirando directamente el pasillo por el que se había ido su torpe y castaño amigo casi a tropezones, ladeó la cabeza con confusión cuando la información que había obtenido tuvo sentido.
— ¿Estailus? — Murmuró por lo bajo, sujetando su barbilla con concentración. — ¿Qué Duxo no había dicho que fue por la separación de clases?
— Gato encerrado, muchacho, gato encerrado.
Kendo miró con sorpresa a la ancianita de gafas oscuras que negaba a su lado, murmurando entre dientes sobre juventudes imprudentes y amoríos no decentes, así, con rima.
ESTÁS LEYENDO
Cómo (no) olvidar a tu ex • Duxino
FanfictionDuxo tiene un ex, uno muy bonito de cabellos castaños y ojos amielados que brillan contra el sol, uno amable y sincero que siempre está dispuesto a ayudar si es necesario. Duxo tiene también un mejor amigo que es consciente de lo mucho que podría a...