Gustabo va a celebrar sus dieciocho años en un club donde asisten personas que practican BDSM, algo muy nuevo para él. En dicho lugar conoce a un dominante con el cual se entregó y no se arrepentía de ello. Después de un año conoce a un abogado que...
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— ¡No vas a atraparme, viejo! — Grita Gustabo a medida que corría por todo el patio, siendo seguido por Conway.
De reojo mira como el abogado está a nada de alcanzarlo y sus nervios aumentan, intentando mover más rápido sus piernas que al intentarlo se tropiezan entre sí y cae sobre el césped limpio, golpeándose su barbilla.
No puede tomar en cuenta el dolor de aquel golpea porque sus shorts es jalado así como su bóxer y también su suéter de lana que siempre llevaba puesto, dejándolo desnudo y expuesto.
Las manos de Conway jalan sus piernas a su dirección, abriéndolas y se da un corto tiempo en sacar su polla y hacer presión en su entrada.
— Así que no voy a atraparte — Susurra a la vez que se clava sin avisar.
— ¡Oh papi! ¡Mierda, Daddy! — Exclama en gemidos, sus piernas tiemblan alrededor de la cintura del abogado quien acaricia sus desnudos muslos.
Su cara es girada por la fuerte bofetada que llegó en su mejilla derecha.
— No seas grosero, cuida tu boquita — Advierte delineando con su pulgar sus labios — ¿O quieres mantenerla ocupada?
— Bésame — Ordena el menor y recibe una risa de burla por parte de Conway quien le da otra bofetada y lo besa intensamente.
— ¿Quién es mi bebé? — Cuestiona con voz agitada, besando las mejillas de Gustabo, dejando rastro de su saliva y sin hacer marcas para evitar preguntas de otras personas.
Gustabo clava sus uñas en la espalda del abogado, arrastrándolas hasta sus bíceps.
— S-soy yo — Responde con notable excitación.
— ¿De quién? — Cuestiona nuevamente.
— De Jack Conway. Soy el bebé de Jack Conway — Responde rápido, así como las embestidas.
Cada embestida era como acumular fuego en su vientre, la forma en que el abogado arremete contra él, su pelvis moviéndose y sus expresiones lo mataban.
Cuando acabaron al mismo tiempo, Gustabo miraba a Conway acabar también, viendo cada facción de él que lo hacía verdaderamente hermoso.
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