Gustabo va a celebrar sus dieciocho años en un club donde asisten personas que practican BDSM, algo muy nuevo para él. En dicho lugar conoce a un dominante con el cual se entregó y no se arrepentía de ello. Después de un año conoce a un abogado que...
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Gustabo al entrar a su casa se encuentra a Jessica quien se sorprende al verlo así.
La ignora por completo y sube a su habitación para después encerrarse y tirar la mochila en el suelo. Llora sobre sus manos temblorosas que cubrían su cara porque era imposible eliminar ese sentimiento que estaba creciendo hacia Conway, lo quería, lo quería tanto, como a nadie. Pero se siente tan avergonzado, humillado, rechazado y triste.
Se sienta sobre el colchón y puede escuchar el motor del auto del abogado, ya se había ido.
Se quita la cadena que no había durado puesto ni dos horas en su cuello, no tenía sentido tenerla consigo a pesar de que fue el primer regalo que recibe y que le gustó mucho, si la llevaba con él, le recordaría esta tarde y no dudaría en ponerse mal, como está justo ahora.
Al siguiente día, sus padres antes de ir al trabajo le preguntaron que sucedía con él, y él solo les dijo que se sentía mal pero que ya se le pasará.
Jessica le brinda desayuno, con mucho respeto Gustabo no come y le da las gracias antes de salir y ver a Conway recostado sobre su auto y fumando un cigarrillo.
Gustabo pasa al lado del abogado, no le da los buenos días, no quería mirarlo y solo se mete en los asientos traseros, no iba a sentarse a su lado.
Conway termina entrando después de haber tirado el cigarrillo y pisarlo con la punta de su zapato, comienza a manejar dándole una rápida mirada al rubio por el retrovisor.
— No desayunaste, ¿cierto? — Conway rompe el silencio con la mirada hacia la carretera.
— No — Responde seco, con su mirada hacia la ventana.
Ninguno de los dos siguieron hablando, Gustabo abraza con fuerza su mochila contra su cuerpo y traga saliva porque el vago recuerdo de todos los días llega a él cuando Conway le preguntaba la mismo y lo llevaba a la cafetería de su amigo para que desayune, aunque hubo días en que Conway no preguntaba si había desayunado y solo lo llevaba a desayunar porque sabía muy bien que no desayunaba. Hoy fue diferente, hoy no lo llevó a la misma cafetería de siempre a pedirle waffles, chocolate caliente y un postre de fresa. Estaba manejando directamente hacia la universidad. Gustabo se sintió mal por eso, tampoco esperaba que lo hiciera después de todo, pero es inevitable no sentirse así cuando estaba acostumbrado a eso.
Cuando llega a la universidad antes de bajarse escucha a Conway decir: — Ten buen día.
— Gracias — Dice en voz baja sin mirar, abre la puerta pero antes de salir se arma de valor y habla: — Hoy no quiero que me lleves a casa.
