♧☆CAPITULO 21☆♧

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Yelizza:

Thomas...
Volteé y vi a Thomas parado detrás de mí con los brazos cruzados detrás de la espalda. Su mirada fusilante que me iba a matar en cualquier momento con esos ojos de color esmeralda, tragué saliva y mi mundo se fue abajo mientras sentí mi rostro palidecer, no sé si por el dolor de la herida o por el chico que tengo en frente que intento matarme.
- ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Ahmed?

Dijo y pude sentir su tono frio atravesarme. Baje la mirada y me encogí de brazos, ya me había atrapado y no tenía caso pelear o poner alguna excusa mala porque se sabría que estaba mintiendo. El suspiro y me extendió su mano. Dude, pero al final la tome y deje que me guiara hacia un pasillo que no conocía. Las puertas empezaban a dejar notar el malgaste del tiempo en sus manijas y madera con cada que nos sumergíamos más en el pasillo. El miedo de que fuera a hacerme algo apareció inmediatamente, pero ya no tenía sentido escapar. O al menos no para mí, ya se había alargado mucho el día en el que mi cuerpo se separara de mi alma, por lo que, aunque mi cuerpo quiso detenerse yo no lo hice. Solo lo seguí hasta que llegamos a la última habitación del corredor. El volteo y me miro sin despegar su mano de la mía.
- No puedo creer que seas tu esa chica
Susurro y negó con la cabeza. Me soltó la mano y pude sentir de nuevo el frio aire mientras me hizo señas con los ojos de que entrara en la habitación. Mi cuerpo empezó a temblar mientras mis ojos ardían cuando mis dedos agarraron la manija, la aprete y la puerta me dio paso. Lo primero que vi fue una camilla con sábanas blancas en medio de la habitación. Tenía un hueco en donde se ponía la cabeza, luego monitores y unas computadoras grandes alrededor en un escritorio. Parecía una sala de cirugías
- Solo tengo que sacar un chip, después puedes escapar con tu hermana. Te prometo ayudar.
Dijo, trague saliva y lo único que pude hacer fue asentir mientras me acosté en la camilla
- Tienes que quitarte todo, te cobijare con la sabana. Prometo no mirarte
Siguió diciendo el chico y no pude evitar tener mis sospechas. Pero el sueño, el miedo de que Lorenzo y Cassie estuvieran bien... la propuesta que me acababa de hacer Thomas. Le ganaron al miedo mientras me quite el vestido y quede en ropa interior. Me acosté en la cama y cerré los ojos mientras sentí como Thomas introducía las agujas en mis piernas, luego en mi vientre, en la costilla opuesta a la que estaba lastimada. Luego en mis brazos, dos en el cuello y por último no pude evitar removerme del dolor cuando una atravesó mis cienes.
- Tengo que analizar tu cuerpo, la sangre y demás para saber que no tengo que hacer para no lastimarte. ¿Vale?
Asentí mientras sentí que cada orificio de las agujas que estaban incrustadas dentro de mi expulsaban un líquido que empezaba a combinarse con mi sangre. Fueron como cosquillas, pero no era muy doloroso que digamos. Mi miedo por las agujas parecía poco con el miedo que tenía ahora de como estuvieran esos seres queridos que extrañaba tanto, recordé cuando Lorenzo se burló de mi miedo a las agujas y no pude evitar sonreír levemente.

Ay.... Ojalá estuviera bien

Poco a poco sentí mis extremidades despegarse de mí, dormidas. Como si no fueran parte de mi cuerpo. Me asusté, pero luego solo podía escuchar pitidos y el ritmo de mi corazón frenándose poco a poco hasta que no sentí más nada.

- ¡No podemos ir por ahí!
- ¡El bosque prohibido es la única opción, Jennifer!

Sentía como si algo me estripara la cabeza dolorosamente, intente gritar. Pero no podía. No me sentía conectada a mi cuerpo. Volví a sentir lo mismo, cada vez más rápido. Y pude entender que eran los latidos de mi corazón, parecía que mi cerebro estuviera bombeando en vez de mi corazón. No veía nada por mis parpados, pero la vista era un poco roja por la luz que sentía encima de mi rostro, que de tanto estar en esa posición empezaba a entumecer y quemar cada facción de mi rostro. una punzada me recorrió al igual que un rayo pasando por todo mi cuerpo cuando sentí unas pinzas introducirse en mi cuello. Dolía mucho, pero por alguna razón no podía gritar ni nada. Como si este de verdad no fuera mi cuerpo

EL DESASTRE QUE FUIMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora