♧ ☆PROLOGO☆ ♧

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Dedicatoria a mi querida madre, sin ella jamás me hubiera atrevido a empezar este libro. Te amo






- ¿En serio tendremos que quedarnos aquí? - pregunta mi hermana Casandra. Aunque me gusta más llamarla Cassie. Mientras pone uno de sus mechones rubios oscuros detrás de su oreja y frunce el ceño. Dándole un ligero tono de agresividad a sus ojos color azabache que siempre expresaban tranquilidad- Yeli y yo podríamos habernos quedado en Londres. No haber tenido que venir a este pueblito llamado... - Cassie hace una pausa e intenta recordar el nombre.
- Hensgrim. Cassie. Y deja de quejarte. No van a estar solas en Londres.
Dice mi madre en tono tranquilo mientras sigue conduciendo, su pelo atado corto y de color castaño dejaba una vista muy bonita de ella. Una buena madre, en resumen. Cassie sigue discutiendo un poco, pero mi atención está puesta en el gran letrero situado en un rincón. Sobresaliendo ligeramente de todo el bosque. Si no fuera por su tamaño, ya sería tapado por los árboles. Árboles que llevamos viendo desde hace ya algunos kilómetros. Las letras eran grandes y grises, por lo que se veía viejo, más que las manchas marrones medio amarillentas le daban más fuerza a aquella duda. Decía bienvenidos a Hensgri. Fruncí el ceño al leerlo. ¿No se llamaba Hensgrim o mi madre lo pronunció mal? Debía ser muy viejo como para que faltara una letra, No importa. Da igual. Mis ojos se cerraron y si no fuera por el ruidito molesto de que la gasolina estaba acabando. Me hubiera hundido en un oscuro y profundo sueño.
- Tenemos que parar. Pónganse sus abrigos. Aquí hace mucho frío.
dijo mi madre seria y aparcó en un rincón de la carretera. Hasta que la ventana donde yo estaba apoyada no rozara las ramas viejas de los árboles no paro. Me senté bien y mi mirada cayó en Cassie. Ella sonrió y se inclinó hacia mí
- ¿Estás bien Yeli? - preguntó ella con detenimiento mientras me miraba. Como si de mis ojos castaños fuera a sumergir una verdad que la dejaría atónita- estás muy callada desde que empezó el viaje.
Si, mis pensamientos me inundaron y las ganas de volver a Londres las tenía que suprimir a cada rato. Este lugar tan alejado no me daba muy buena espina, tres mujeres echadas a la suerte... no era muy convincente la verdad. Y quizás pasaría algo malo.
-Estoy bien, solo estoy cansada
le doy una sonrisa para que vuelva a su lugar. Pero no lo hace. ¡Porque es tan pesada!

-Mira, Yeli. A mí tampoco me gusta este lugar. Pero hay que hacerlo por mamá, ¿sí? - susurra con miedo a que mamá nos escuchara - cuando me gradué. Te llevaré conmigo y viviremos como reinas.
El tono de voz de Cassie parecía emocionado. ¿Cómo no emocionarme también? Le doy una mirada de ternura y asiento mientras sonrió de oreja a oreja

Unos minutos después, mamá salió del coche mientras susurraba algo. Se paró en la carretera y empezó a levantar el dedo. Pidiendo que nos dieran un empujón. Bueno. Que le dieran, ya que a nosotras aun no nos veían. No era un mal plan. ¡era pésimo! ¿y si un maniático asesino venía por nosotras? Cassie pareció leerme la mente y me dio unas palmaditas en la espalda. Luego me acerco a ella pasando su mano por mi cintura y me abrazo. Me sentía tan segura. Era la magia de las hermanas mayores. Aunque solo me llevara cinco años, era ya una adulta en comparación con una adolescente inexperta en muchas áreas como yo. Lo que más iba a extrañar de Londres eran nuestras escapadas a la casa del árbol en el patio trasero. Sonreí ante aquel recuerdo. Desde pequeñas cuando no podíamos dormir. Yo era la encargada de agarrar algunas mantas y almohadas a escondidas, mientras que Cassie preparaba dos chocolates calientes. Nuestras pequeñas piernitas daban pasitos cortos, pero rápidos, con adrenalina y emoción. Salíamos al patio por la ventana de la cocina y nos quedábamos hasta el amanecer acurrucadas, juntitas en la casa del árbol.

-¿recuerdas cuando nos escapábamos a la casa del árbol cuando éramos pequeñas? - le pregunto en un susurro con una risita cómplice. Hasta después de crecer y hacerlo menos seguido jamás le revelamos eso a mama - como extrañaré esa casita

EL DESASTRE QUE FUIMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora