Parte 12

917 118 1
                                    

El alfa vio al objetivo marcharse llevando consigo a un peculiar omega

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El alfa vio al objetivo marcharse llevando consigo a un peculiar omega.

—¿Lo vas a dejar ir? —una voz preguntó a través del artefacto oculto en el oído del hombre— He bloqueado a la policía, pero parece que alguien esta siendo insistente y estarán allí en cinco minutos ¿qué vamos a hacer? El cliente dijo que no quería llamar la atención. Ahg, maldición.

—¿Estas diciendo que te hackearon y me preguntas? Solo cállate y haz tu trabajo.

—Paul, hablo en serio —El joven detrás de la línea escuchó la burla y bufó.

Dos camionetas negras aparcaron en la entrada del callejón. Varios hombres bajaron, hicieron un gesto de respeto hacia él y arrastraron a los matones iniciales, que yacían en el suelo, dentro. De la segunda camioneta bajaron personas con trajes especiales que limpiaron el área.

Las camionetas se alejaron y él se marchó en sentido contrario.

Se quitó la tela que cubría la mitad de su rostro y metió las manos en los bolsillos. Mientras caminaba escuchó la alarma de las sirenas y vio las luces rojas y azules pasar rápidamente. Los autos policiales condujeron hacia cierto lugar y detuvieron a algunos transeúntes.

—¿Qué hacen?

—Hemos recibido una llamada ¿ha ocurrido un accidente?

—Lo siento, esta zona es algo solitaria así que no hay mucha gente por aquí.

—Entiendo, entonces, ¿ha visto a esta persona?

—¿Ese no es…? ¿El heredero de la familia Seong?

—¿Y ese no es, el segundo joven maestro…?

—Solo responda, por favor.

Algunas personas respondieron haber escuchado algún alboroto, pero no habían visto ningún rostro y naturalmente no se acercaron a ver.

Mientras la policía inspeccionaba, un hombre joven de ropa oscura se acercó a una anciana y amablemente se ofreció a llevar sus bolsas. La anciana agradeció y fue llevaba del brazo.

—Disculpe, joven, ¿ha visto a este hombre? —al verlos, el oficial se acercó y preguntó.

El hombre apretó de forma familiar el brazo débil.

—No lo sé, solo ayudaba a la abuela con sus compras.

El oficial miró la sonrisa sincera de la anciana y el gesto tranquilo del nieto.

Los dejó ir.

—Ya no se ven alfas tan guapos y amables estos días. Muchas gracias, jovencito.

El hombre sonrió con sus ojos oscuros y acompañó a la anciana unas cuadras hasta detenerse frente a un pequeño edificio de varios departamentos de clase media baja.

Trasmigrando como alfa carne de cañón |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora