♡ : CAPÍTULO XVII

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Jeongin ya había recogido todas sus pertenencias y las de Yeonjun en las maletas correspondientes.

Al día siguiente, temprano por la mañana, debían ir a la casa de su abuelo. Él ya había notado el aura de tristeza de Hyunjin al verlo empacando, pero era algo que no se podía evitar.

— Omega.

—¿Mhmm?

Se encontraban abrazados en la cama, el cuerpo desnudo de Jeongin cubierto por las sábanas, brindándole calor. La pequeña mano del menor estaba repasando con un dedo los tatuajes en el pecho fuerte de su pareja; esa noche, los había besado todos, recordando lo mucho que al mayor le encantaba. Mientras, Hyunjin le regalaba caricias en su espalda desnuda.

— ¿Cuánto falta para que termines las clases?

— Cuatro meses... — el suspiro derrotado, que salió de la boca de su compañero, le hizo levantar la cabeza. — Hyunjinnie — le llamó, haciendo que Hyunjin bajara un poco la cabeza para verle —, ¿qué está mal?

— Quiero que vuelvas a casa. No quiero perderme más tiempo de mi hijo, quiero oír sus primeras palabras con sentido, o verlo correr por todo el pasillo. Y, si... — Hyunjin se quedó en silencio por varios segundos. — Y, si hay otro cachorro, quiero volver a vivir el proceso de embarazo.

Jeongin mordió su labio, pensativo, se estiró para depositar un beso en la mandíbula del Alfa. El menor se moría por volver a vivir junto a Hyunjin, y sentía tristeza de solo pensar en el tiempo que estarían separados otra vez. Durante esos pocos días, se acostumbró a respirar el aroma del Alfa, tenerle todo el día con las manos sobre su cuerpo, y le encantaba como su hijo se había adaptado rápidamente a la presencia de su padre. Pero Jeongin tenía claro cómo debían ser las cosas por ahora.

— No puedo mudarme ahora, debo terminar de estudiar. Y yo no... No estoy seguro si hay otro cachorro, Alfa.

Hyunjin lo tomó de las caderas, poniéndolo encima de su abdomen. Jeongin se sostuvo con las palmas de las manos en sus hombros, con los brazos totalmente estirados.

— Me iré a vivir contigo hasta que puedas volver.

El Omega negó con una sonrisa, y se sentó erguido, estirando sus brazos por encima de su cabeza, dándole una deliciosa vista al Alfa que estaba debajo de él, quien no tardó en enterrar los dedos en sus caderas. Jeongin manoteó sus brazos, tenía esa parte de su cuerpo sensible debido a la fuerza que el mayor aplicaba cuando lo tomaba.

— Cuando me gradúe, podrás tenerme todos los días para ti.

— Entonces, déjame disfrutarte antes de que ya no pueda.

Jeongin durmió todo el camino en tren, y llegaron un par de horas después a Daejeon.

El Omega se encontraba de mal humor; gracias a su travieso Alfa, apenas durmió unas horas antes de estar en la estación de trenes. Yeonjun también se había despertado silencioso y un poco molesto, evitando a toda costa que Jeongin lo tocara, y al susodicho tampoco le importó mucho por el cansancio que traía consigo.

Tomaron un taxi hasta una zona alejada de la ciudad, mientras más iban pasando y entrando a un camino rodeado de montañas, Jeongin empezó a sentirse nostálgico. Tenía muchos años sin ir a visitar a su abuelito, casi desde que su otro abuelo había muerto. Recordaba sentarse a ver como el sol se escondía tras las grandes montañas, el olor de la hierba mojada luego de las fuertes lluvias; sonrió porque, cuando conoció a su compañero, su aroma lo hizo sentir como en casa.

Hyunjin estaba bastante nervioso. La noche anterior Jeongin le contó lo que su madre sabía, así que el Alfa estaba asustado, ya que tal vez ni siquiera llegaría a poner un pie en la casa antes de que lo corrieran con una escopeta en mano.

I still want you ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora