¿Casualidad?

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­­­­­­­­­­­­—Bienvenido, Señor—

—Kakashi... — respondió a su manera el azabache.

—Las maletas ya están en el auto— indico el peliblanco.

El guardaespaldas lo guio hacia la salida del aeropuerto, donde había dejado el auto negro. En todo el trayecto no intercambiaron más palabras, pero Kakashi pudo notar algo de tención. Cuando se pusieron en marcha dentro del vehículo, no pudo evitar soltar la pregunta.

—¿Está seguro de mantener su regreso en secreto? Tal vez Naruto... —

—Está bien— corto el otro —todavía me espera dentro de un mes, así que será interesante ver su reacción—

El peliblanco tomo el tono de voz como una señal para no seguir insistiendo. Solo esperaba que su encuentro con Naruto saliera bien. Tenía la sospecha de que, la simple idea de una sorpresa para el rubio no era motivo suficiente para que adelantara tanto sus últimos exámenes y realizara bastante papeleo para agilizar la culminación de su carrera en la universidad de Londres. Algo o alguien debió haberlo molestado. Tal vez sus últimos informes sobre Naruto tuvieron algo que ver. No estaba tan al tanto de los detalles de su relación, pero hasta donde sabia no tenían ningún problema, así que el rubio estaba a salvo.

Al menos eso esperaba.



Con el silencio reinando, Sasuke por fin pudo relajarse en su asiento. Desde la ventana, observo la cuidad iluminada con las luces artificiales, que conocía tan bien. Su viaje había sido cansado, y pese a que había llegado de noche no tenía ganas de dormir. La sola idea de estar en la misma cuidad que su novio lo llenaba de energía.

Podía sentir su corazón agitarse ligeramente, era agradable. Sin embargo, todo dio un vuelco inesperado cuando empezó a ver a Naruto en diversos carteles de marcas conocidas en el centro de la cuidad. Recordaba que el rubio había aceptado diversas propuestas para hacer publicidad, pero no que fueran exageradamente vistosas. Su cara estaba en muchos carteles, y algunas pantallas gigantes con movimiento. Además de marcas deportivas, marcas de perfumes y relojes, también estaba en algunos carteles de la empresa Uchiha.

El azabache se quedó mudo, sintió un ligero nerviosismo que no sabía de donde venia. Kakashi lo observo por el retrovisor.

—Naruto insistió en que estaba bien usarlo para algo de publicidad. Nos fue bien, pero creo que solo estaba buscando mantenerse ocupado, contigo aquí ya no creo que acepte tantas propuestas—

Sasuke soltó un suspiro tenso. No tenía idea de que su novio fuera tan famoso en la cuidad, aunque teniendo en cuenta que, desde que empezó a jugar profesionalmente todo fue hacia arriba, era de esperarse tanto reconocimiento. Se sintió un tonto al no considerar que, todas las veces que presumía su fama, eran de verdad. En su defensa, no le prestaba nada de atención a las redes sociales.

El guardaespaldas siguió el camino hasta uno de los hoteles que pertenecía a la empresa. Allí, estaba seguro que mantendrían estricto secreto sobre su llegada. Ahora que la corporación había crecido más, él también recibía cierta atención, aunque no tanta en comparación a la de cierto idiota basquetbolista.


—Mañana por la noche se realizará la Gala de Caridad Anual, todo está arreglado según tus órdenes. Shikamaru también está al tanto. Dicho esto, me retiro— se despidió el peliblanco dejándolo en el piso más alto.

Sasuke asintió y se adentró en la habitación. Tenía el penthouse del edificio y no había ninguna otra habitación más que la suya. No le gusto tener que ocultarse de esa forma, pero todo era parte de lo que haría después.

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