Capítulo 24: "La fiesta de Bruce Wayne"

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Jake estaba sentado en mi cama con una bandeja que tenia una pinta increíble: Bacon recién hecho, huevos revueltos, tostadas con queso y mermelada... Y lo mejor, café caliente con extra de cafeína. Eso era un muy buen despertar y si no, que se lo hubiera dicho a mi barriga que no paraba de rugir.

-Buenos días dormilona, te he traído el desayuno.- Me guiñó un ojo y me revolvió el pelo. Cogí la taza con el café y me lo bebí de un trago mientras no le quitaba el ojo a aquella deliciosa tira de bacon que tenía delante. Jake se estaba aguantando la risa, "Me da igual, comeré como me da la gana".
-Tranquila que no te lo van a quitar.- Me decía mientras me miraba zampar mientras le salía la risa.

Me comí todo lo que había en la bandeja y me quedé saciada. Eran las 11:00 y me quedaba una hora más para irme a mi nuevo trabajo, así que me levanté y me vestí enseguida.

Salimos justos del hotel y llegamos puntuales a la comisaría. Cuando entramos, Gordon nos pilló de sorpresa por el camino y nos paró a los dos con unos sobres en la mano.

-Hola chicos, menos mal que os hemos encontrado; tenéis que saber que esta noche, el gran millonario Bruce Wayne, celebrará una fiesta de etiqueta en honor al fiscal del distrito Harvey Dent. Toda la comisaría esta invitada y me gustaría que viniera toda la plantilla.- Nos entregó los sobres a cada uno y ,antes de irse, se volvió hacia nosotros.- Por favor, no hagáis nada que nos deje en ridículo como aquel numerito que montó Clarisa en mitad del tráfico.- Y se fue esbozando una sonrisa burlona.

Aquel comentario desató mi rabia, pero ¿Como se atreve a decirme eso? Desde luego que me iba a vengar de esa insinuación. Cogí un par de chinchetas que había en la mesa que tenía al lado y me las guardé en el bolsillo del uniforme. Puede que ese comisario me hubiera dejado en ridículo una vez, pero estoy segura de que no habría otra.

Mientras Jake salía de comisaría a patrullar, yo me quedé para planear mi venganza. Me dirigí al despacho de Gordon sin que se diera cuenta y cerré la puerta. Saqué las dos chinchetas del bolsillo y las puse en su asiento disimuladamente. Después, cogí un bolígrafo y mi libreta amarilla para dejarle una nota en el escritorio.

"Esto le enseñará modales, grosero"

Sabía que con esa broma me jugaría el puesto, pero ya me estaba cansando de ser tan buena. Me fui del despacho lo más rápida posible y empecé a recordar aquel poema tan bonito del Joker.

"Ese hombre en realidad es mucho más sensible de lo que parece", sonreía al pensar en aquellas caricias, en nuestras miradas cómplices y en lo bien que encajábamos él y yo.

Parecía una tonta enamorada, aunque me negaba a admitirlo. Me decía que era mentira, que tan sólo me resultaba muy atractivo, que no era tan bueno como yo lo pintaba... Pero la única que se engañaba era yo.

Mientras estaba aturdida en mis pensamientos, Gordon pasó por delante mía directo a su despacho. Y, al cabo de unos instantes, se escuchó un fuerte grito acompañado de un portazo que se oía desde cualquier lugar de la comisaría.

-¡¿¡¿QUIEN HA SIDO EL IDIOTA QUE ME HA PUESTO CHINCHETAS EN LA SILLA?!?! ¡¡LO MATO!!.

Muy cabreado, empezó a interrogar a la gente y lo mejor es que yo no estaba en la lista de sospechosos; esta vez, había sido muy astuta.

Salí de allí con muchas más ganas de hacer la patrulla, con la cabeza muy alta y orgullosa de lo que había hecho.

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Por fin me fui del trabajo.

Tenía que encontrar el vestido perfecto para esa noche y sólo me quedaban 3 horas. Había mirado en varios escaparates y nada me convencía hasta que lo vi.

La parte delantera llevaba brillantes y un cinturón dorado se ajustaba a la cintura para dar paso al suave vuelo de la falda dorada. Era tan bonito que no me podía creer lo que valía, tan sólo 40 dolares me separaban de esa preciosidad en rebajas.

Lo compré deprisa y me fui al hotel para cambiarme. Me puse unos pendientes de plata que combinaban con los tacones de brillantes que me hacían más alta y más esbelta.

Me miré en el espejo y aluciné con lo que vi. Una mujer hermosa, alta y elegante se reflejaba en aquel objeto, desde luego que esa no era yo.

Salí de allí emocionada y vi a Jake completamente trajeado con su esmoquin. Tenía que admitir que estaba muy guapo, tanto que me sonrojé cuando me contemplaba disimuladamente.

-Estas preciosa Clary.- Me cogió del brazo con gesto galante y nos subimos a su todo terreno. Hablábamos de lo emocionante que seria, de las ganas que teníamos de ir, y entonces, pensé...

¿Y si el Joker estuviera allí?



Me vuelves loca. (Joker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora