Cambios inesperados

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Ya pasó un buen rato desde que Izuku se fue de su casa...

Y se sentía fatal.

Su lobo no paraba de llorar y aullar tratando de llamarlo, él quería a Izuku a su lado.

No sabía por qué se comportaba de esa manera solo por... Por un nido de Omega. Por qué eso es lo que tenía armado en una esquina de su habitación con el aroma impregnado de Izuku.

--¿Qué me está sucediendo? -dijo mientras se cubría la cara con ambas manos e iba a sentarse a la cama- Me comporte como un Omega, me oí como uno. ¿Dueño? Qué mierda.

Todo se le estaba saliendo de las manos, tuvo sexo incontables veces en estos cuatro días en los que gustoso se dejó mimar y consentir... Y aquel aroma que el lobo de Izuku dejaba salir lo hizo sentir a salvo como si nada más existieran ellos dos dentro de su pequeña burbuja.

Sonará raro viniendo de un Alfa como él, pero quería volver a sus brazos.

--Compórtate Katsuki.

¿Por qué seguía dejando que lo profanen?

Que lo humillen de tal forma... Estaba confundido.

Sin querer sus pies lo llevaron hasta su nido, el fuerte aroma a roble con un toque de canela lo lograba relajar por completo.

Tocó la marca que aún tenía y pudo notar que la herida que había en su cuello era profunda, pero ya estaba cicatrizando.

Gruñó bajito al sentir un pequeño dolor en su abdomen que poco a poco iba aumentando.

--Carajo- -dijo mientras se recostaba notando que seguía desnudó y el único que se logró cambiar en la mañana fue el pecoso.

El dolor no paro y ya estaba sudando, no logro encontrar algo para disminuirlo y el aguantarlo era toda una maldita tortura, por lo que terminó por desmayarse.

Su cuerpo estaba sufriendo algunos cambios de los cuales Katsuki no estaría preparado.

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Izuku estaba en casa de su amigo, ya que este lo encontró en aquel estado tan deplorable.

--¿Ya me dirás qué te pasa? -habló el pelirrojo mientras regresaba de la cocina con un vaso de café helado- Llevas sin querer hablar desde hace media hora. Me estás preocupando y tu semblante no ayuda mucho que digamos.

Los ojos esmeralda lucían apagados, su lobo estaba ansioso y quería regresar con el rubio, pero Izuku no, pues sabía que de hacerlo ese maldito pulgoso tomaría posesión de su cuerpo para consolar al otro Alfa en su lugar.

Pero fuera de eso, él también tenía aquella necesidad de regresar. Presentía que algo le pasaba.

--Es mi pareja -respondió mientras fruncía el ceño- No quiere ni verme.

El pelirrojo lo miró con algo de asombro, ya que no pensó que el pecoso ya haya marcado a alguien.

--¿Qué le hiciste a tu Omega? -preguntó algo curioso.

"No es un Omega"
Quería decirle eso, pero se limitó solo a responder.

--No fue para tanto... Creo. La cosa es que ahora prefiere a mi lobo, me dijo que él es su Alfa y me votó como un perro cuando tuve movilidad de mi cuerpo.

--Sí que es serio.

--Sí. Hoy ese pulgoso le estaba ronroneando y cuando yo mismo lo hice me saco a rastras del cuarto.

El pelirrojo solo movía la cabeza a modo de afirmación mientras recordaba algo similar con su pareja.

--Entiendo. Quise hacer lo mismo con Shoto, pero me dijo de cosas.

ContraNatural (DkBk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora