Cap. 7 - Cecil

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Note que Luke cada vez tenia mas preguntas sobre los destinados y yo trate de darle la mayor información posible, pero era obvio que se trataba de ese muchacho de pelo blanco.

Cada día se levantaba más temprano para poder terminar sus cosas antes e ir tras él, ese no sería el problema. El problema surgió cuando Dae lo noto.

El tercer día de nuestra estancia en Braavos, Luke se fue antes del almuerzo y ya no pude crear excusas para él. Para muchos un almuerzo no era la gran cosa, pero para nuestra Capitana si, era casi una tradición que todas compartiéramos la mesa sin excepción y Luke lo sabía, pero algo lo hizo cambiar, alguien...

Cuando terminamos de almorzar y de ordenar todo, subí al puente a verla. Su rostro fijo en el callejón que marcaba el inicio del mercado, su pelo blanco se movía con la brisa y su aroma cada vez más denso llego a mí, vi como sus manos se apretaban en un puño sobre la baranda. No me gustaba verla así, tan impotente.

Me acerqué abrazándola por detrás, apoyé mi cabeza sobre su espalda y nuestras respiraciones se sincronizaron, sentí como poco a poco se iba tranquilizando y sentí su mano sobre la mía.

D – Sé que es normal que crezca, que haga su vida afuera de este barco. Pero que lo sepa, no significa que me agrade la idea.

C – Lo sé, a mí tampoco me gusta amor mío. Pero tiene 20 años, no puede estar con nosotras por siempre.

D – Porque no?

C – Dae, vamos.

D – Que?, está mal que quiera proteger a mi cachorro? Soy su madre, tengo derecho.

C – A protegerlo, no a encerrarlo en su camarote.

D – Mmm, no se me había ocurrido esa idea. – vi como su mano libre masajeaba su mentón, realmente lo estaba considerando?

C – Quien iba a decir que la mujer que quería devolverlo al mar hace seis años, ahora estaría tan celosa porque su cachorro está creciendo. – no pude evitar soltar una leve risa.

D – No es gracioso – seria

C – No, no lo es – riendo.

Volteo hacia mí, quedando enfrentadas. Sus manos viajaron hacia mi cintura y yo aún acunaba su pecho, deposito un leve beso en mi frente y se quedó en esa posición un tiempo, pensando.

D – Tu sabes algo y no me dijiste porque sabes cómo voy a reaccionar - sentí como su mentón, aun en mi frente, subía y bajaba mientras hablaba - Asique lo diré yo. – su tono de voz cambio, yo solo miraba su pecho y jugaba con uno de los cordeles de su blusa. – Conoció a alguien, y es uno de los soldados que llegaron de King's Landing.

Estaba sorprendida con lo que había dicho. Me aparto levemente y bajo su mirada hacia mí. Su cara seria, pero con un tono conciliador. Me sorprendió, me sentía mal por haberle ocultado la verdad, ella era mi esposa, mi alfa. Aunque sinceramente, no me arrepentía, hasta ese momento.

D - Me di cuenta la noche en la que todas hablaban de eso, incluso sabiendo que había visto alguno, no dijo nada. Se limitó a hacer preguntas vanas y a reír, él no así. No estoy enojada, tú se lo prometiste y después de lo que dije esa noche es más que obvio que iba a evitar hablar de eso conmigo.

C – Lamento habértelo ocultado.

D – No, no lo haces. - sonriendo

C – No, no lo hago. – agachando la cabeza.

D – Jajaja, y por eso te amo hermosa. – Acuno mi rosto con ternura, subiéndolo cada vez más, obligándome a confrontarla - Pero entiende, no estoy celosa... bueno en parte sí, pero más estoy preocupada. Esos soldados, son la guardia real no sabemos que hacen aquí. ¿Y si acompañan a un miembro de la familia, o alguno lo reconoce? – aun diciendo todo esto, note que su vos era calmada y con un tinte triste - Tengo miedo de lo que pueden llegar a decirle o hacerle, pero más temo que quieran llevárselo.

Una segunda oportunidad / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora