Cap. 9 - Cecil.

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No pude volver a dormir, cuando vi que los rayos del sol se asomaban, preferí levantarme y empezar el día.

Me vestí, lave mi cara y salí del cuarto, mi cuerpo se sentía como si hubiera sido arrasado por olas furiosas, mi cabeza pesaba. No sabía que pensar, lo estuve analizando toda la noche y no llegue a nada.

Mientras pasaba por su camarote, solo sentí el intenso olor a limón y me reconforte, salí a la cubierta, la briza de la mañana era fría, escuche como las chicas empezaban a moverse y a aparecer ante mis ojos, me saludaban y me miraban extraño. Supongo que no me veía como todos los días.

Me quedé cerca de la baranda, mirando al horizonte viendo como los barcos entraban y salían, estuve así un tiempo hasta que sentí su mano en mi hombro. Me di vuelta, y la sonrisa de mi dulce niño me saludo como todos los días.

L – Buen día mama. – me dio un beso en la frente y yo no reaccione – Te sientes bien?, estas rara.

Mire su rostro, estaba como todas las mañanas aun con el sueño en sus ojos, mire su cuello que se descubría solo gracias a la brisa. Note que no había marcas, ningún tipo de marcas y respire aliviada. Volví a mirar sus ojos verdes, que ahora me miraban con preocupación, tomé aire y dije...

C – Te vi llegar esta madrugada – Sus ojos empezaron a abrirse, vi que su boca se abrió y seguí – Incluso cuando te pedí que no fueras, lo hiciste. No voy a empezar a enumerarte la cantidad de cosas que te hubieran pasado, porque estás aquí y estas bien. – Mi vos empezó a temblar y el nudo en mi garganta se hizo sentir – Pero dime ahora, ¿cómo puedo volver a confiar en ti mi niño? Si tu Madre te lo hubiera prohibido habría entendido la rebeldía, se mejor que nadie sobre eso. Pero yo confié en ti, te pedí que te quedaras y tu decidiste romper eso.

L – Mama yo...

C – Gracias a tu arduo trabajo estos días – interrumpí, sentía como mi voz se iba quebrando, pero no me detuve – Nuestro itinerario se adelantó, terminamos aquí con todo lo que teníamos que hacer, por lo que mañana a primera hora partiremos. – La sorpresa en sus ojos se hizo ver, pero no dijo nada incluso cuando vi su intención de hacerlo. – Tienes el día de hoy para despedirte, puedes irte solo después del almuerzo y volver a la hora que desees. Pero vuelves! Así me demostraras que puedo volver a confiar en ti. – Sentí como una de mis lágrimas escapo, pero la limpié con mi mano rápidamente sin apartar mi mirada de la suya. – Estamos de acuerdo?.

L – Si... Mama perdón. – agacho la cabeza y vi como su mano pasaba por sus ojos.

C - Algún día mi niño, te perdonare, pero hoy no. – respire hondo, tratando de aliviar el nudo en mi garganta. – Hablare con tu Madre. – su rostro subió rápido, vi la preocupación en sus ojos – No le diré lo que paso, puedes confiar en eso, pero entiende. Tu Madre no es tonta, se da cuenta de lo que pasa contigo. Ella te ama y se preocupa por ti, ambas lo hacemos – me acerqué para acunar su rostro y limpiar las lágrimas que vi caer.

L – Perdón – dijo agachando la cabeza y sostuvo mi mano con la suya aferrándola aún más a su cara.

C – Ve a limpiar tu rostro, yo iré a despertar a tu Madre.

Me aparté de él, cuando iba entrando al pasillo que daba a los camarotes vi que Dae estaba parada afuera de la habitación de Luke, mirando su interior. Sus ojos azules brillaban con la luz del sol que ingresa desde ahí, me acerque, pero ella seguía en la misma posición.

C – Amor? –

D – Ceniza – dijo sin mirarme.

Nos quedamos en silencio en el lugar, ella no apartaba la vista de su habitación y vi que se tambaleaba decidiendo si entrar o no mientras frotaba sus manos. Tomé su brazo, para que supiera que estaba ahí, con ella y volteo a verme.

Una segunda oportunidad / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora