Cap. 1 - Cecil

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La noche era pesada y lluviosa, el barco se movía sin dar tregua debido a la tormenta. Las mujeres estaban a resguardo mientras yo controlaba que todo estuviera sujetado debidamente una última vez antes de subir con ella.

Cuando me cercioré que todo estaba en su lugar, vi como el cielo se iluminaba. No era un rayo, era algo más. Como si el sol hubiera querido salir, pero las nubes no se lo permitieron, entonces lo vi.

Quede asombrada, no sabía si era real o producto de mi mente. Al estrellarse contra las olas, lo único que escuche fue su vos gritando:

D – CECIL!!!

Cuando reaccione, ya había saltado al agua. Nadé contra las olas y me sumergí en el mismo lugar donde cayó. Logré sacarlo y con fuerza empecé a tirar de él hacia el barco. Con ayuda pude subirlo.

D – ESTAS LOCA!!! COMO SE TE OCURRE SALTAR

C – Es un niño – Dije desesperaba y noté que no respiraba – Dae, por favor Ayúdalo!!

La lluvia no cesaba y en el medio de la cubierta, Dae empezó a comprimir su pecho una y otra vez, haciendo pausa para introducir aire por su boca. Intento varias veces hasta que, por fin, reacciono. Dejo ir toda el agua que había ingerido y exhalo aire muy profundo.

L – LUKE! – Dijo, abriendo sus ojos verdes – Mi nombre es Luke. – Y entre jadeos, se desmayó.

Lo tome en mis brazos como pude y lo lleve a mi camarote, quite su ropa mojada y lo recosté sobre mi cama tapándolo hasta la cabeza.

D – Estas locas? ¿Qué estás haciendo?

C – Que crees que hago? Arropo a este niño. - Susurre.

D – No sabemos quién es, o de donde salió. No sabemos que casta tendrá o si lo están buscando. Deberías de devolverlo al mar. – Su susurro iba creciendo a medida que iba pronunciando esas palabras.

C – Quien es la loca ahora? – Dije, ya empezando a molestarme – Deja que responda a todo lo que preguntaste. Su nombre, como lo escuchaste, es Luke. El cayó del cielo Dae, ¿acaso no lo viste? – Volteando hacia él – Debe ser un omega o un beta, porque su aroma es dulce, si fuera Alfa yo no podría sentir nada. ¿Y... buscando? ¿Viste a alguien más por ahí?

D – Aun así, no sabemos porque cayó del cielo. No crees que es inusual que la gente simplemente aparezca así, en una tormenta.

C – Tal vez los dioses al fin me escucharon... – dije con tristeza.

D – Cecil, no empieces con eso. – Su vos, con un tinte azul se sintió aún más triste.

C – En todo caso – recomponiéndose – Esta aquí, y nadie lo devolverá al mar.

D – (Suspirando) Como quieras amor. – y con eso, dejo la habitación.

Me quede contemplándolo, era precioso y joven. Temblaba del frio y decidí avivar más el fuego de la pequeña chimenea.

Al sentarme cerca del fuego, empecé a extender la ropa para que se secara, era una tela muy fina, cara se podría decir. Entonces encontré la insignia. Tres cabezas de dragón formando un circulo perfecto, era metal puro tallado a mano.

C – Targaryen – pensé y salió en forma de susurro, volteé a verlo – Eres un jinete de dragón, pero ¿cómo fue que caíste?

Me acerque a la cama y al verlo, comprendí que algo más había pasado en el cielo, o su dragón lo había tirado o alguien lo habría atacado. Otro dragón quizás, a esa altura que más podría ser. Pero, ¿porque dos jinetes de dragón pelearían? Se supone que la familia Targaryen son los únicos que los controlan.

Una segunda oportunidad / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora