Cap. 8 - Aemond - Luke

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Aemond

Ya era de noche, y yo seguía en la recamara decidiendo que usar. Estaba nervioso, asique en un arrebato de enojo conmigo mismo solo opte por quedarme como estaba. Solo me puse una chaqueta cerrada de cuero negro que Nyra me había regalado para uno de mis onomásticos. Revisé mi cabello una última vez y salí de la habitación para dirigirme hacia su encuentro. Cuando llegue a nuestro lugar, él ya se encontraba ahí, estaba hermoso. Lo contemple de arriba abajo antes de acercarme más, llevaba un pantalón ajustado blanco, alto hasta su fina cintura que envolvía con un cinto negro y una blusa suelta de color azul con mangas acampanadas, dejando ver parte de su pecho. Volteo a verme, sus rizos se movieron con la briza y se acercó sonriendo.

L – Hace cuanto que estas aquí viéndome? – coqueto

A – Hace muy poco me temo – tristemente era cierto, me hubiera quedado horas viéndolo.

L – Aquí estamos, ahora qué?

A – Te llevare a un lugar – dispuse mi mano en forma de invitación y la sujeto con delicadeza.

Llegamos a un pequeño bar, cerca de una de las playas. Entramos y nos situamos en una mesa cerca de la barra. El mesero se acercó y ordene dos cervezas, note como Luke movía los hombres con la música y me resulto adorable. De la nada un hombre se acercó y saludo a Luke muy animoso, él se levantó y se abrazaron riendo, claramente no me gusto para nada que le dedicara esas sonrisas.

Hombre – Que bueno volver a verte pequeño cachorro, como está tu Madre?

L – Bien bien, gracias por preguntar.

H – Dile que iré a visitarla estos días para agradecerle el encargo, aun le gusta el ron?

L – Claro que si! – aun riendo, si ese hombre no se iba pronto, no respondería de mis actos.

H – Bueno muchacho, no te molesto más, disfruta de la noche. – Al fin!

L – Cuídese mucho. – riendo – Perdón, es conocido de mi Madre, ella le trae los barriles de vino de Dorne para su negocio. De ahí me conoce, yo ayudo a descargarlos. – hizo un gesto con el hombro y se llevó el tarro de cerveza a la boca.

A – Veo que ya estuviste aquí antes. – soné más molesto de lo que quise, me di cuenta por la sonrisa que me dedico.

L – Si, te dije que estuve en varios lugares. Esta es mi segunda vez en Braavos, había venido una vez aquí con las chicas.

A – Ah! ¿Solo con ellas? – Cuestione por lo bajo, mientras bebía mi cerveza.

L – Jajaja digamos... que sí. – preferí no volver a preguntar.

Las horas pasaron, hablando de cualquier otra cosa, disfrutando verlo reír y mover su cuerpo con la música que tocaban. Pero la duda invadía mi mente, quería entender cómo es que después de tantos años, él estaba ahí del otro lado de la mesa bebiendo cerveza. Conmigo!

A - Puedo hacerte una pregunta, no es necesario que la contestes, sino quieres.

L - Dime. – dijo sonriendo

A - Tu, me dijiste que no eres hijo de tus madres. Entonces como es que...

L - Ah! Es eso? Pensé que sería otra cosa, ya me estaba poniendo nervioso. - rio nervioso mirando a todos lados - Hace seis años, mis madres me encontraron en el mar. Ellas dicen que caí del cielo en una noche de tormenta, respondiendo a sus plegarias por un hijo. Yo, no recordaba como llegue ahí, solo recordaba mi nombre y que una gran sombra negra me perseguía – de pronto su rostro se tornó gris, miro el tarro mientras jugaba con el - recuerdo una risa a lo lejos y que estaba asustado. Luego un dolor en el pecho... como si me estuvieran sacando el corazón con un hierro hirviendo, dejando un vacío. – vi como su mano viajo a su pecho, quedando en silencio por unos segundos, me volvió a mirar y con una sonrisa siguió – No le había dicho eso a nadie... Después desperté y Vi a mis madres, estoy con ellas desde entonces.

Una segunda oportunidad / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora