Perdida

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El ambiente seguía tenso después de todo lo ocurrido. El ente había brindado cuidados médicos a Kushina y Minato. Una vez terminó con la pareja, aprovechó para mostrar completamente el lugar. En un momento en que verificaba la situación de Kushina, estalló una disputa entre Tsunade y Hiruzen, la cual fue rápidamente detenida por el ente.

Los habitantes de la aldea de konoha se esforzaban por pasar desapercibidos, conscientes de que su participación en el tratamiento de Naruto podía convertirlos en objeto del odio de las personas en la sala.

Después de un lapso de tres horas, la audiencia se reunió nuevamente en la sala para continuar con sus reacciones.

Kushina, a pesar de su estado, decidió participar y nadie cuestionó su elección.

-Esta vez, les mostraré algo más sereno, ¿de acuerdo? - El ente, aún nervioso por la situación previa, rompió el silencio.
Ante la falta de respuesta, la reacción se puso en marcha.

La luz titilante de una pequeña fogata arrojaba destellos en la estancia, mientras el sonido del agua golpeando se entremezclaba con los crepitantes chisporroteos del fuego. Después de pasar todo el día pescando, Naruto había conseguido cuatro peces, aunque desconocía si eran comestibles. Decidió restarle importancia a esa incertidumbre. Un ruido lo sacó de su tarea, y al girar la cabeza, vio al Tercero acercarse.

Minato observó seriamente la pantalla, consciente de que no era normal que un niño de siete años tuviera que buscar su propia comida.

-Parece delicioso - el Hokage comentó con una sonrisa leve, acomodándose en un tronco y quejándose de su dolor de espalda.

-No te daré ni un poco, abuelo - el niño replicó, frunciendo el ceño hacia el anciano.

-Dejar a un pobre anciano con hambre, ¡qué maldad! - el hombre se quejó, adoptando un tono de víctima.

-¿Tus cocineros no te alimentan?- el niño no se dejaba impresionar por la actuación del mayor.

El hombre resopló como un niño malhumorado, lamentándose por su hambre y la insistencia de sus cocineros en ofrecerle solo papilla.

Todos quedaron sorprendidos ante la actitud del Tercero, quien solía mostrar siempre seriedad y profesionalismo. Tobirama miró a Sarutobi con una ceja alzada, mientras este último se ruborizaba de vergüenza.

-Qué fastidioso - el niño miró con desaprobación al hombre, apartando los pescados cocidos y colocándolos en una cesta cubierta con una fina tela. Sacó un frasco de sal y esparció un poco sobre los peces.
Tomó uno, lo pinchó delicadamente con una rama y se lo llevó a la boca.

-Naruto - la repentina mención de su nombre con tal seriedad lo hizo girar mientras mordisqueaba su comida.

-¿Qué te parecería venir al complejo Hokage? Hay una residencia discreta que no está a la vista, podrías quedarte allí - preguntó, sonriendo-Además, si vivieras ahí, fingiría que es para vigilarte.

Sorprendido por la repentina propuesta de trasladarse al complejo, el niño, desconcertado, miró al anciano y cuestionó por qué quería llevarlo allí.

-El Consejo se ha tranquilizado últimamente, así que podríamos aprovechar esta oportunidad para trasladarte sin causar alboroto entre ellos - explicó el hombre con calma.

-No lo creo. Solo lo usarán como excusa para presionarte y decir que me das muchos lujos- dijo Naruto moviendo las manos exageradamente y rodando los ojos.

-No puedo hacer nada - se quejó el hombre, molesto.

El niño bromeó, insinuando que el anciano no parecía un Hokage, lo que desencadenó que este le gritara enojado.

Reaccionando a la Verdad (NARUTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora