Libertad

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-Quiero abandonar la aldea -sus palabras resonaron con seriedad - no para entrenar temporalmente, sino de manera definitiva.

-Naruto, no es momento para tus bromas -reprendió la mujer.

Sakura se quedó sin palabras, fijando la mirada en la pantalla.
-¿Naruto se irá? -La voz de Hinata resonó en la sala, cargada de tristeza.

-No es una broma, abuela - El adolescente intercambió una mirada con ella antes de que ella comenzara a hablar.

-Incluso si quisiera, Naruto, no podría permitirte dejar la aldea y lo sabes - expresó ella con un suspiro.

-Si, comenzaría una posible guerra contra Konoha debido a la triste partida de su magnífico jinchuriki, créeme que lo sé - su voz denotaba molestia y burla.

Tobirama explicó que Hashirama entregó una bestia a cada aldea para mantener la paz entre todas. Si una aldea perdía a su jinchuriki, quedaría en una posición vulnerable y el resto de las aldeas podrían atacarlos.

-No solo eso, los Akatsuki te buscarán cuando se enteren de que no estás bajo la protección de la aldea -lo reprendió con el ceño fruncido.

-Podría cuidarme solo, estaría en constante movimiento, así que les sería complicado capturarme -se sentó sonriente sobre el escritorio lleno de papeles.

-Además, ¿crees que podrían vencer a un jinchuriki como yo? -señaló con una mirada de superioridad.

Deidara soltó una risa ante las palabras del chico.

-Incluso con todo eso, ¿crees que el consejo me permitirá dejarte ir así como si nada? -ella seguía declinando.

-Eres la Hokage, golpealos en su arrugado trasero y ya -él lo hizo parecer algo obvio.

Tsunade soltó una carcajada mirando de reojo a los nerviosos miembros del consejo.

-Ojalá fuera tan fácil -la mujer suspiró, apretando con los dedos el puente de su nariz.

-Espero que lo sea, porque te estoy avisando que me iré porque quiero que estés tranquila. Pero incluso si no me dan la salida permitida, me iré de todas formas -el rubio sonó repentinamente serio.

-Y eso haría que te estemos buscando constantemente - la mujer le respondió en el mismo tono.

-Por eso digo que me dejen ir tranquilamente y así nos evitamos problemas - el chico se bajó del escritorio mientras encogía los hombros despreocupado.

-No te preocupes, si alguna vez me necesitas o simplemente quieres verme, puedes llamarme y yo vendré de inmediato -añadió, mirándola.

-Esperaré dos semanas porque sé que es un proceso largo. No vayas a mandar a nadie a intentar convencerme de quedarme o esconderé tu alcohol -habló con una sonrisa astuta.

-No me amenaces, niñato -la mujer lo miró con irritación.

-Sí, sí, como digas -le dio un saludo de mano mientras se iba.

Ahora se dirigía a su casa. El camino fue tranquilo, con algunas miradas desdeñosas de los aldeanos, pero nada nuevo. Se había quitado su banda, así que eso probablemente influyó en su comportamiento hacia él.

Kushina no parecía muy feliz mientras miraba la pantalla.

Había llegado, y la casa, polvorienta pero acogedora, lo recibió. Habían pasado tal vez dos años o más desde que no la veía. Con su entrenamiento terminado, Jiraiya lo había dejado en la entrada de la aldea y desapareció, diciendo que tenía un asunto que resolver. Realmente no le interesaba tanto lo que iba a hacer el viejo, pero le preocupaba un poco porque Akatsuki rondaba muy sospechosamente cerca últimamente.

Reaccionando a la Verdad (NARUTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora