Cap 14

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Era jueves, el día menos esperado de la semana. No podía creer que Ryujin me haya comprometido a hablar con esa alfa hoy. No quería saber nada de ella ni de su club de lectura, estaba bien leyendo sola sin necesidad de que mi ritmo dependa de los demás.

Pero Ryujin me había pedido que lo intentara, que tuviera más amigos además de su círculo, como si me moletara no conocer a más personas. El caso es que ahora no iba a decirle que no, mis ganas eran nulas, pero si a Ryujin le hacía ilusión que lo intentara y tenía que ver con mis hobbies, ¿Quién era yo para decirle que no?

Las lobas iban a entrenar poco después de la reunión del club, así que tenía pensado pasar si la alfa pura no me molestaba demasiado y entrenar unpoco más con Ryu después de su horario.

A Eunji no le encataba la idea que entrenara con ella "de entre todas las lobas en el mundo", pero si no fuera por Ryu las dos sabemos que no habría pasado nunca así que no tiene más opción que darle las gracias.

Tenía que terminar de acomodar las cosas que me iba a poner cuando entrenara en mi bolso. Descubrí durante el fin de semana el motivo por le cual no encontraba la ropa de entrenamiento, la mayoría es de verano y estaban guardadas. Le recordé a mi mamá y compramos las cosas que me iban a hacer falta el resto del año.

 Terminé de acomodar mi bolso y lo dejé al lado de la muchila que solía llevar al colegio. Mi ropa estaba sobre mi cama desde la noche anterior, por lo que me dispuse a cambiarme antes de bajar las escaleras.

Desayuné rápido porque había perdido demasiado tiempo y salí de casa más apurada de lo que me gustaría admitir.

Mi madre me esperaba en el auto, un poco impasiente por lo que me tomó salir de casa y me recordó que hoy tenía que volver sola.

Me despedí de mi mamá y entré al colegio, hoy no había nada que me alegrara, mi ánimo estaba por el suelo.


Ryujin.

Ví pasar a __ por mi casillero y supuse que no me vió, por lo que me acerqué a ella y la saludé. Me devolvió el saludo, pero no parecía alegre; algo raro en ella. Saqué su bolso de su agarre y me devolvió una sonisa ínfima; no luchó, no hizo nincún comentario, nada.

 ―Ey, peque, ¿Todo bien?― Sonrió levemente, tenía que cambiar ese estado de ánimo de alguna forma.

 ―Todo tranquilo, pero estoy obligada a ir a un club de lectura del que no quiero saber nada...

Fruncí el ceño contrariada, había dos motivos por los que el comentario no tenía sentido:

1. El tono en el que lo dijo. Si iba a recriminarme un comentario o acción solía hacerlo riéndose, siendo sarcástica, no con esa mirada seria y tan poca energía.

2. Cuando Chaer le habló del club la primera vez estaba que no podía de la emoción, los ojos le brillaron como si no puediera esperar a hablar con Yubin.

Yubin. La idea inmediatamente me pegó, no podía ser que le pesara tanto eso.

 ―¿Es por Dami Unnie?

 ―¿Dami?―Parecía confundida y completamente rendida al respecto.

 ―Yubin... Todo el mundo le dice Dami―. Pude ver como la información hacía clic en su cabeza por la expresión en sus ojos. Asintió poco despues y yo resoplé― Te dije que ella no tiene problema, no es una persona rencorosa.

 ―¿Quién dijo que me preocupara lo que opine de mí? Tengo cero ganas de verle la cara ―. 

Por más que al principio su comentario me confundió fuí incapaz de contener la carajada que salió de mi garganta cuando la escuché decir eso.

Acababamos de llegar a su casillero, pero no dijo nada, no lo abrió, se dedicó esperar a que hablara nuevamente y como no lo hice preguntó.

 ―¿Qué te da tanta risa?― Ahora su expresión había cambiado, tenía una media sonrisa en la cara, completamente indignada pero, a la vez, siendo la misma __ que era cuando estaba de buen humor.

 ―Así me gusta. Prefiero que sonrias, ratoncito.

Por más que habíamos tenido nuentras diferencias, estaba claro que día a día nos hacíamos más cercanas y ya era común vernos haciendo tonterías. Estaba segura que podía notar un ligero sonrojo, pero no dije nada, si era mi imaginación podría malinterpretarse.

 ―Además, a la tarde tenemos nuestro entrenamiento. Un par de horas más y hablo con mi entrenador para que te unas al equipo de primero.

Sus ojos se agrandaron y empezó a negar frenéticamente la cabeza. No sé qué le pasa hoy, pero está constantemente en negación con todo.

 ―Ni se te ocurra, eso no era parte del trato―. Llevó su dedo índice a mi pecho, quería demostrar que estaba en control de la situación, pero no lo estaba.

Dí un paso más hacia adelante, obligándola a retroceder. Su espalda chocó contra su locker y llevé mi mano libre al mechón de pelo que le tapaba ligeramentea la visión, dejándolo atrás de su oreja.

 ―No me estás haciendo perder el tiempo, ¿No, ratoncito?―. Estaba tan cerca que con susurrar alcanzaba y pude notar cómo un escalofrío pasó por todo su cuerpo. Me miró a los ojos y noté como ya no era la loba segura de siempre, se la veía incluso vulnerable con ese brillo que nunca había visto antes; una sonrisa triunfal en mi cara. Se relamió los labios y los partió ligeramente, lista para decir algo, pero me alejé inmediátamente.

Estaba tomando todo mi autocontrol no besarla en ese momento.

 ―Aceptalo peque, la mayoría de las chicas empezaron a jugar este año, te tomaría un poco de entrenamiento pero seguro llegás a su nivel si seguimos con las horas aparte del colegio.

 ―¿Antes de ustedes entrenan ellas?―Preguntó y asentí con la cabeza― Bueno, nos vamos a sentar a verlas entrenar después de que termine el club de lectura y lo analizo. No prometo nada.

Sonreí de oreja a oreja, lo había logrado, no iba a permitir que me dijera que no. Con un poco de suerte y mucha práctica podía entrenar con nosotras el año que viene.


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¡Volví! ¿Qué les pareció?

Año nuevo, vida nueva. Veremos que tan consistente soy a lo largo del año.

De una kpoper a otr@.

High heels - Ryujin y tú [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora