Ryujin
La adrenalina y la necesidad de protegerla golpearon mi cuerpo como nunca. Mi integridad física daba igual a este punto, mi mente estaba centrada únicamente en ella.
Había mandado un mensaje a mi padre pero sabía que hasta que saliera del trabajo iba a tomar tiempo y ya me estaba impacientando.
Cuando los lobos se acercaron a nosotras, su primer comentario fue suficiente para que, inconscientemente, pusiera mi cuerpo como barrera entre ellos y la omega.
¿Tienen que vivir esto todos los días? Dios, estaba con una alfa y ni eso era suficiente para que los depredadores se alejaran de mi peque. Debía ser terrorífico vivir de esta manera.
―Juguemos dos contra dos, si se atreven―. Dijo uno. Si creían que podían hacerme flaquear atacando a mi ego no entendían nada. Yo no era el objetivo en esto y lo había notado antes de que pisaran la cancha.
―Les podemos enseñar bastantes cosas. Yo marco a la omega―. Ese comentario ya me había sacado de mis casillas. La primera frase tenía un doble sentido asqueroso, además de elitista, y estaba hablando de __ como si fuera un objeto, como si ganarle a una omega fuera pan comido. Imposible que les permitiera tocarle un pelo.
Estaba segura que mi autocontrol se iba a esfumar en cualquier momento y no pensaba permitir que le pasaran por encima.
Me había asombrado lo rápida que fue __ cuando estuve por perder la cabeza.
―7, viernes.
Fue todo lo que dijo, sé que había usado mi número para llamarme la atención sin usar mi nombre. Esta chica era muy inteligente.
Viernes.
Tenía partido, no hay suplentes.
__ notó absolutamente todo mi proceso mental y decidió que no valía la pena dejarme actuar.
Los idiotas corearon un "UHH" que trajo toda mi rabia de vuelta.
―Parece que la omeguita te tiene atada, loba.
―Maldito perro faldero―. Siguió el otro, creyéndose superior e inalcanzable. Me encantaría mostrarle lo poco intocable que era.
―Que ella no te vaya a hundir la cara no significa que yo no pueda―. __ salió totalmente de mi protección y parecía mucho más segura de lo que estaba diciendo de lo que debería. Confío en que su determinación y personalidad son suficientes para alejar a estos alfas pero eran dos contra uno y realmente no quería presenciar eso sabiendo que no podría interferir.
Los chicos se rieron en su cara, pero un auto negro frenó cerca de nosotras y agradecí a todo lo que existía en ese preciso momento por mi agilidad mental al momento de mandar ese mensaje.
Agarré la mano izquierda de __ sin decir nada y levanté su mochila del piso, colgándola en el hombro contrario. Abrí la puerta trasera y subimos en un parpadeo, sin necesidad de pronunciar palabra.
Saludé a papá rápidamente mientras arrancaba el auto, él miró hacia atrás y pronunció mi nombre en un tono que podría parecer un saludo pero era un llamado de atención.
Fruncí el ceño a esto, no estaba enojado por haberle pedido ayuda, sé que no, no tiene nada que ver con eso. Un segundo después noté que el silencio pesaba y miré a mi derecha.
__ estaba temblando, hecha una bolita aún sentada, con su naríz totalmente enterrada en sus brazos cruzados sobre sus rodillas.
Mierda.
Me saqué el cinturón de seguridad y me acerqué a ella a una velocidad que desconocía era posible en el cuerpo humano. Le susurré algo al oído, fue tan instintivo que no procesé qué fue.
Su cuerpo se movió rápido, si no hubiera sido que me afectaba el movimiento probablemente ni lo hubiera notado.
Cerró fuertemente su mano en mi remera y me acercó aún más a ella. Su nariz quedó exactamente en el hueco de mi cuello y la sentí respirar pausada pero profundamente.
Tardó sólo unos segundos en soltarme y relajar su postura pero yo estaba demasiado en shock como para actuar como si nada hubiera pasado.
Intenté disimularlo cruzándome completamente para poner su cinturón y luego el mío. No debí ser demasiado buena en disfrazar mi nerviosismo porque noté a mi papá sonriendo por el espejo retrovisor.
Cuando llegamos a casa ni siquiera me planteé entrar. Bajamos y me aseguré de dejar claro que acompañarla no era algo en discusión.
―Parece que es tu momento de guiar el camino, peque.
Furnció el ceño ante la afirmación y negó rápidamente con la cabeza.
―Estás en tu casa, seguirme sería una pérdida de tu tiempo―. Juro que estaba a punto de reírme ante lo absurdo que sonaba eso.
―Tu seguridad no es una pérdida de tiempo, __. No voy a arriesgarme a que te pase nada que hubiera podido evitar.
Sus ojos se agrandaron notoriamente, probablemente nadie su hubiera dado cuenta pero yo lo noté; las ínfimas arruguitas que se forman en su frente la delatan.
No dijo nada cuando empezó a caminar, con la mochila en su hombro. Esta vez sí reí, llamando su atención. Se dió vuelta para poder verme directamente y yo sin mediar palabra agarré el aza la mochila logrando que rodara los ojos y cediera ante mi reclamo; permitiendo que llevara yo el peso.
Estuvimos hablando en todo el camino a su casa pero había una cosa específica que me llamaba la atención.
―¿Qué tan en serio ibas cuando los amenazaste?― La pregunta era seria, pero no sabía si venía de temor por su seguridad o de asombro por la violencia contenida en la omega frente a mí.
―¿Qué tan preparada estabas para romperles la cara sin pensar en las consecuencias?― Respondió y yo perdí todo el aire que tenía en mis pulmones.
Le comenté del club de lectura, aunque no le hizo mucha gracia al principio el tener que cruzarse con Yubin me prometió pensarlo después de insistir un poco.
En unos pasos más llegamos a su casa y, aunque odié despedirme de ella, volví a casa inmediatamente después.
Mi papá estaba esperándome con una mirada preocupada, Chanyeon, en cambio, parecía orgulloso. Odio esa combinación.
―Hiciste bien en llamarme, Jinnie. La omega parecía lista para saltarles al cuello a esos alfas.
Sonreí, la imágen habría sido increíblemente tierna y aterradora en partes iguales.
―¿Cómo llegaron a esa situación, hija?― Preguntó Baekhyun, como anticipando lo que iba a salir de mi boca.
―Estábamos jugando en la cancha que está a tres cuadras―. Comencé la historia, explicando sólo lo más importante.
Mis papás se asombraron tanto como yo ante a reacción de __ y se alegraron de que nada se hubiera salido de control, aunque estuvo muy cerca.
Después de comer fuí a mi cuarto y me arreglé para dormir, esperando que la semana siguiente fuera más tranquila que ésta.
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High heels - Ryujin y tú [Omegaverse]
Fiksi Penggemar"Los tacos altos pueden ser mortales para la indiferencia y el autocontrol de algunos alfas. Con un olor particular es imposible que no caigan por vos, mi niña, vas a tener que aprender a cuidarte." Todos los derechos reservados. No se aceptan adapt...