Ryujin
Hoy teníamos el partido más esperado del año, jugábamos de local contra nuestras mayores rivales académicas, las santas de Busán, que de santas no tenían nada.
Jugaban más físico que la mayoría y no había manera de frenarlas en la pintura. Desde que tengo memoria entreno para superar en defensa a quien quiera que esté en frente mío, pero eran demasiado fuertes y no había manera de mantenerlas fuera de su rango de tiro; que gracias a Dios era una de sus debilidades.
Y su defensa, era imposible superarla, eran rápidas y con buena lectura de juego; desde su base hasta la pívot. Si entrenamos como lo hacemos es porque sabemos que necesitamos superarlas.
Cuando jugamos en su contra, el colegio visitante no tiene clases porque todos los alumnos viajan al colegio contrario para alentar a su equipo. Éramos competitivos de esa manera y las escuelas nos lo permitían.
Estaba llevando conmigo mis remeras de local y visitante; era seguro que íbamos a usar la que correspondía, pero mejor prevenir que curar. Mejor tener una camiseta con mi apellido que darle a mi peque para que me apoye.
Nuestros colores eran violeta oscuro y plateado, la de local es mi favorita, líneas plata sobre la base casi negra; los números y letras brillando en nuestra espalda.
Las clases volvieron a ser una tortura, quería calentar, repasar las jugadas que nuestro entrenador había dibujado sólo para nosotras y debimos aprender con la urgencia latiendo en nuestras sienes. Necesitaba demostrarle a todos que en mi primer partido contra ellas podíamos ganar, como base quería guiar a mi equipo a la victoria ante Busán, teníamos que ganarles, sea como sea.
Agradecía que podía saltarme las últimas dos horas cuando tenemos partido, no apreciaba la adrenalina pre-juego teniendo que estar sentada, actuando como si estuviera prestando atención a algo cuando mi cerebro estaba sólo dándole señales a mi cuerpo, necesitando acción.
Estaba en Química, por más que la materia no me molestaba específicamente no me hacía felíz el tener que estar en un aula en ese momento. Como siempre Chaeryeong estaba sentada a mi izquierda, tan ansiosa como yo de tener el calentamiento pre-partido.
Por más que la temporada acababa de empezar los amistosos de principio de año no eran buenos augurios para el juego de hoy. Íbamos a dejarlo todo en la cancha. Ya no éramos buenas jugadoras, a este punto somos un equipo. Teníamos que demostrarlo.
―¿Podrías dejar de mover tu pierna? Me estás poniendo más nerviosa de lo que ya estoy―. No me había dado cuenta de que mi anticipación había superado los límites de mi mente y dominado mi cuerpo, pero la realidad es que no podía evitarlo.
Mi cerebro estaba en otro lado; le pedí disculpas, por supuesto, pero no sabía qué más hacer. Quedaban todavía veinte minutos de clase y necesitaba estar en la cancha hacía por lo menos cuatro horas.
Cuando ese tiempo pasó y sonó el timbre parecía que había estado esperando ese momento por un milenio.
Salí corriendo, con Chaeryeong pisándome los talones. La gente sabía que tenía que correrse de nuestro camino, no teníamos tiempo para pedirle disculpas a nadie.
Cuando ví a __ le señalé que nos siguiera sin bajar mi velocidad, por algún motivo estaba hablando con un beta de último año. No tenía tiempo para pensar en esas cosas. Ella se despidió y nos alcanzó. Era mucho más rápida de lo que esperaba.
―¿Van a prepararse para el partido?― Habíamos dejado de correr por fin y aprovechó el momento para preguntar. No estaba sin aire, ni respirando rápido para recuperarlo; estaba bien, como si hiciera eso todos los días.
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High heels - Ryujin y tú [Omegaverse]
Fanfiction"Los tacos altos pueden ser mortales para la indiferencia y el autocontrol de algunos alfas. Con un olor particular es imposible que no caigan por vos, mi niña, vas a tener que aprender a cuidarte." Todos los derechos reservados. No se aceptan adapt...