CAPÍTULO XII

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De acuerdo con su hermano, Jimin escribió a su madre a la mañana siguiente, pidiéndole que les mandase el coche aquel mismo día. Pero la señora Park había calculado que sus hijos estarían en Netherfield hasta el martes en que haría una semana justa que Jin había llegado allí, y no estaba dispuesta a que regresara antes de la fecha citada. Así, pues, su respuesta no fue muy favorable o, por lo menos, no fue la respuesta que Jimin hubiera deseado, pues estaba impaciente por volver a su casa. La señora Park les contestó que no le era posible enviarles el coche antes del martes; en la posdata añadía que, si el señor Kim y su hermana les insistían para que se quedasen más tiempo, no lo dudasen, pues podía pasar muy bien sin ellos. Sin embargo, Jimin estaba dispuesto a no seguir allí por mucho que se lo pidieran; temiendo, al contrario, resultar molestos por quedarse más tiempo innecesariamente, rogó a Jin que le pidiese el coche a Kim en seguida; y, por último, decidieron exponer su proyecto de salir de Netherfield aquella misma mañana y pedir que les prestasen el coche.

La noticia provocó muchas manifestaciones de preocupación; les expresaron reiteradamente su deseo de que se quedasen por los menos hasta el día siguiente, y no hubo más remedio que demorar la marcha hasta entonces. A la señorita Kim le pesó después haber propuesto la demora, porque los celos y la antipatía que sentía por uno de los hermanos era muy superior al afecto que sentía por él otro.

Al señor de la casa le causó mucha tristeza el saber que se iban a ir tan pronto, e intentó insistentemente convencer a Jin de que no sería bueno para él, porque todavía no estaba totalmente recuperado; pero Jin era firme cuando sabía que obraba como debía.

A Min le pareció bien la noticia. Jimin había estado ya bastante tiempo en Netherfield. Le atraía más de lo que él quería y la señorita Kim era descortés con él, y con él más molesta que nunca. Se propuso tener especial cuidado en que no se le escapase ninguna señal de admiración ni nada que pudiera hacer creer a Jimin que tuviera ninguna influencia en su felicidad. Consciente de que podía haber sugerido semejante idea, su comportamiento durante el último día debía ser decisivo para confirmárselo o quitárselo de la cabeza. Firme en su propósito, apenas le dirigió diez palabras en todo el sábado y, a pesar de que los dejaron solos durante media hora, se metió de lleno en su libro y ni siquiera lo miró.

El domingo, después del oficio religioso de la mañana, tuvo lugar la separación tan grata para casi todos. La cortesía de la señorita Kim con Jimin aumentó rápidamente en el último momento, así como su afecto por

Jin. Al despedirse, después de asegurar a esta última el placer que siempre le daría verla tanto en Longbourn como en Netherfield y darle un tierno abrazo, a él primero sólo le dio la mano. Jimin se despidió de todos con el espíritu más alegre que nunca.

La madre no fue muy cordial al darles la bienvenida. No entendía por qué habían regresado tan pronto y les dijo que hacían muy mal en ocasionarle semejante contrariedad, estaba segura de que Jin había cogido frío otra vez. Pero el padre, aunque era muy lacónico al expresar la alegría, estaba verdaderamente contento de verlos. Se había dado cuenta de la importancia que tenían en el círculo familiar. Las tertulias de la noche, cuando se reunían todos, habían perdido la animación e incluso el sentido con la ausencia de Jin y Jimin.

Hallaron a Taemin, como de costumbre, enfrascado en el estudio profundo de la naturaleza humana; tenían que admirar sus nuevos resúmenes y escuchar las observaciones que había hecho recientemente sobre una moral muy poco convincente. Lo que Hoseok y Taehyung tenían que contarles era muy distinto. Se habían hecho y dicho muchas cosas en el regimiento desde el miércoles anterior; varios oficiales habían cenado recientemente con su tío, un soldado había sido azotado, y corría el rumor de que el coronel Choi Wooshik iba a casarse.

Orgullo Y Prejuicio (YM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora