CAPÍTULO XXVIII

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Al día siguiente todo era nuevo e interesante para Jimin. Estaba dispuesto a pasarlo bien y muy animado, pues había encontrado a su hermano con muy buen aspecto y todos los temores que su salud le inspiraba se habían desvanecido. Además, la perspectiva de un viaje por el Norte era para él, una constante fuente de dicha.
Cuando dejaron el camino real para entrar en el sendero de Hunsford, los ojos de todos buscaban la casa del párroco y a cada revuelta creían que iban a divisarla. A un lado del sendero corría la empalizada de la finca de Rosings. Jimin sonrió al acordarse de todo lo que había oído decir de sus habitantes.
Por fin vislumbraron la casa parroquial. El jardín que se extendía hasta el camino, la casa que se alzaba en medio, la verde empalizada y el seto de laurel indicaban que ya habían llegado. Chanyeol Park y Baekhyun aparecieron en la puerta, y el carruaje se detuvo ante una pequeña entrada que conducía a la casa a través de un caminito de gravilla, entre saludos y sonrisas generales. En un momento se bajaron todos del landó, alegrándose mutuamente al verse. La señora Baekhyun de Park dio la bienvenida a su amigo con el más sincero agrado, y Jimin, al ser recibido con tanto cariño, estaba cada vez más contento de haber venido. Observó al instante que las maneras de su primo no habían cambiado con el matrimonio; su rígida cortesía era exactamente la misma de antes, y la tuvo varios minutos en la puerta para hacerle preguntas sobre toda la familia. Sin más dilación que las observaciones de Chanyeol Park a sus huéspedes sobre la pulcritud de la entrada, entraron en la casa. Una vez en el recibidor, Chanyeol Park con rimbombante formalidad, les dio por segunda vez la bienvenida a su humilde casa, repitiéndoles punto por punto el ofrecimiento que su pareja les había hecho de servirles un refresco.
Jimin estaba preparado para verlo ahora en su ambiente, y no pudo menos que pensar que al mostrarles las buenas proporciones de la estancia, su aspecto y su mobiliario, Chanyeol Park se dirigía especialmente a él, como si deseara hacerle sentir lo que había perdido al rechazarle. Pero, aunque todo parecía reluciente y confortable, Jimin no pudo gratificarle con ninguna señal de arrepentimiento, sino que más bien se admiraba de que su amigo pudiese tener un aspecto tan alegre con semejante compañero. Cuando Chanyeol Park decía algo que forzosamente tenía que avergonzar a su esposo, lo que sucedía no pocas veces, Jimin volvía involuntariamente los ojos hacia Baekhyun. Una vez o dos pudo descubrir que éste se sonrojaba ligeramente; pero, por lo común, Baekhyun hacía como que no le oía. Después de estar sentados durante un rato, el suficiente para admirar todos y cada uno de los muebles, desde el aparador a la rejilla de la chimenea, y para contar el viaje y todo lo que había pasado en Londres, el señor Chanyeol Park les invitó a dar un paseo por el jardín, que era grande y bien trazado y de cuyo cuidado se encargaba él personalmente. Trabajar en el jardín era uno de sus más respetados placeres; Jimin admiró la seriedad con la que Baekhyun hablaba de lo saludable que era para Chanyeol Park y confesó que el mismo lo animaba a hacerlo siempre que le fuera posible. Guiándoles a través de todas las sendas y recovecos y sin dejarles apenas tiempo de expresar las alabanzas que les exigía, les fue señalando todas las vistas con una minuciosidad que estaba muy por encima de su belleza. Enumeraba los campos que se divisaban en todas direcciones y decía cuántos árboles había en cada uno. Pero de todas las vistas de las que su jardín, o la campiña, o todo el reino podía enardecerse, no había otra que pudiese compararse a la de Rosings, que se descubría a través de un claro de los árboles que limitaban la finca en la parte opuesta a la fachada de su casa. La mansión era bonita, moderna y estaba muy bien situada, en una elevación del terreno.
Desde el jardín, Chanyeol Park hubiese querido llevarlos a recorrer sus dos praderas, pero los jóvenes y María Byun no iban calzados a propósito para andar por la hierba aún helada y desistieron. Sir Byun fue el único que le acompañó. Baekhyun volvió a la casa con su hermana y Jimin, sumamente contento probablemente por poder mostrársela sin la ayuda de su marido. Era pequeña pero bien distribuida, todo estaba arreglado con orden y limpieza, mérito que Jimin atribuyó a Baekhyun. Cuando se podía olvidar a Chanyeol Park, se respiraba un aire más agradable en la casa; y por la evidente satisfacción de su amigo, Jimin pensó que debería olvidarlo más a menudo.

Ya le habían dicho que lady Jieun estaba toda vía en el campo. Se volvió a hablar de ella mientras cenaban, y Chanyeol Park, sumándose a la conversación, dijo:
—Sí, Jimin; tendrá usted el honor de ver a Lady Jieun de Lee el próximo domingo en la iglesia, y no necesito decirle lo que le va a encantar. Es toda afabilidad y condescendencia, y no dudo que la honrará dirigiéndole la palabra en cuanto termine el oficio religioso. Casi no dudo tampoco de que usted y mi cuñada María serán incluidos en todas las invitaciones con que nos honre durante la estancia de ustedes aquí. Su actitud para con mi querido Baekhyun es amabilísima. Comemos en Rosings dos veces a la semana y nunca consiente que volvamos a pie. Siempre pide su carruaje para que nos lleve, mejor dicho, uno de sus carruajes, porque tiene varios.
—Lady Jieun es realmente una señora muy respetable y afectuosa — añadió Baekhyun—, y una vecina muy atenta.
—Muy cierto, querido; es exactamente lo que yo digo: es una mujer a la que nunca se puede considerar con bastante deferencia.
Durante la velada se habló casi constantemente de Hertfordshire y se repitió lo que ya se había dicho por escrito. Al retirarse, Jimin, en la soledad de su aposento, meditó sobre el bienestar de Baekhyun y sobre su habilidad y discreción en sacar partido y sobrellevar a su esposo, reconociendo que lo hacía muy bien.
Pensó también en cómo transcurriría su visita, a qué se dedicarían, en las fastidiosas interrupciones de Chanyeol Park y en lo que se iba a divertir tratando con la familia de Rosings. Su viva imaginación lo planeó todo en seguida.
Al día siguiente, a eso de las doce, estaba en su cuarto preparándose para salir a dar un paseo, cuando oyó abajo un repentino ruido que pareció que sembraba la confusión en toda la casa. Escuchó un momento y advirtió que alguien subía la escalera apresuradamente y la llamaba a voces. Abrió la puerta y en el corredor se encontró con María agitadísima y sin aliento, que exclamó:
—¡Oh, Jimin querido! ¡Date prisa, baja al comedor y verás! No puedo decirte lo que es. ¡Corre, ven en seguida!
En vano preguntó Jimin lo que pasaba. María no quiso decirle más, ambos acudieron al comedor, cuyas ventanas daban al camino, para ver la maravilla. Ésta consistía sencillamente en dos señoras que estaban paradas en la puerta del jardín en un faetón bajo.
—¿Y eso es todo? —exclamó Jimin—. ¡Esperaba por lo menos que los puercos hubiesen invadido el jardín, y no veo más que a lady Jieun y a su hija!
—¡Oh, querido! —repuso María extrañadísima por la equivocación—. No es lady Jieun. La mayor es la señora Hieora, que vive con ellas. La otra es la señorita de Lee. Mírala bien. Es una criaturita. ¡Quién habría creído que era tan pequeña y delgada!
—Es una grosería tener a Baekhyun en la puerta con el viento que hace. ¿Por qué no entra esa señorita?
—Baekhyun dice que casi nunca lo hace. Sería el mayor de los favores que la señorita de Lee entrase en la casa.
—Me gusta su aspecto —dijo Jimin, pensando en otras cosas—. Parece enferma y malhumorada. Sí, es la mujer apropiada para él, le va mucho.
Chanyeol Park y su esposo conversaban con las dos señoras en la verja del jardín, y Jimin se divertía de lo lindo viendo a sir Byun en la puerta de entrada, sumido en la contemplación de la grandeza que tenía ante sí y haciendo una reverencia cada vez que la señorita de Lee dirigía la mirada hacia donde él estaba.
Agotada la conversación, las señoras siguieron su camino, y los demás entraron en la casa. Chanyeol Park, en cuanto vio a los dos jóvenes, los felicitó por la suerte que habían tenido. Dicha suerte, según aclaró Baekhyun, era que estaban todos invitados a cenar en Rosings al día siguiente.
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