Reforzando la amistad

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Estamos en la órbita de un planeta rojo.

Cuyo nombre a pesar de ser de un dios de la guerra, de hecho, es muy amable. Tiene a sus lunas, Fobos y Deimos, protegidos en su bolsillo de la casaca. Los trata como sus pequeños hermanitos.

Esta consiente que mucho trabajo es forzado para ellos, son las lunas más pequeñas del sistema solar. Así que no es exigente como otros, solo pide cosas sencillas como "pásame un lápiz", "trae un vaso de agua", además como ratoncitos de Cenicienta van y le ponen su bufanda roja, abrigo y lo ayudan a elegir el set de cartas que usaría con su amigo Tierra.
Marte como un padre los arropa, verifica que estén bien y les da de comer sopa de polvo y nitrógeno. Y de postre: ¡Tarta de Turmalina marrón!

Es una relación muy buena, donde un planeta protege a las lunas y ellas lo ayudan.

Hoy se alistaron y arreglaron. Como Marte es amigo de Tierra ellos suelen salir o visitarse para jugar. Cuando el Sol dio autorización de salir de las órbitas Marte y sus lunitas fueron hacia la casa.

- Hoy será el momento – se dijo Marte, estaba esperanzado que hoy podría ser el día en que diga su secreto.

Fobos y Deimos disfrutan jugar con la Luna de la Tierra. Aunque con jugar a veces significa hacer bromas de estrellarse, o se columpian en las cortinas de su cuarto. Como el chico grande del grupo cualquier cosa que hagan es la responsabilidad de Luna. No es de sorprender que a Luna a veces le fastidie que vengan de visita.

Hora de jugar, Marte les dijo a sus lunitas que vayan con Luna. Ellos contentos se subieron a los hombros de Luna, teniendo este una obvia cara de molestia.

Tierra sacó los controles para jugar y comenzó a instalar las cosas. Marte miraba todo mientras esperaba que todo esté listo. Hasta que una pregunta que quería hacer le vino a la mente.

- Entonces, ¿Tierra has visto a Venus? No lo veo desde hace unos días terrestres, ni para decir que paremos de jugar o de hacer ruido

- Nah tranquilo, tú lo conoces, seguro está en su casa. – dijo Tierra tranquilo– Seguro reflexiona desde que se enojó por su nombre y casi mata a mi terrícola.

Marte se quedó calmado con esa respuesta. De hecho, eso tiene sentido, Venus podría ser un planeta grosero, pero en el fondo Marte siente que todos tienen al menos un gramo de bondad y era obvio para el que Venus podría estar solo para reflexionar o estaba algo arrepentido, mejor dejarlo solo.

Entonces después de tener una sesión de juegos, nuestros dos amigos planetarios estaban devorando chips de cobre y jugando. Luego de unas partidas decidieron dejar el juego electrónico y pasar a un juego de cartas clásico.
Era algo que les gustaba, mientras jugaban eso ellos podían compartir sentimientos o algo interesante de su día. Pero esta vez Marte quería sacar algo que quería decirle a la Tierra, por miles de años desde que eran astros infantes él solo lo miraba como su mejor amigo. Pero poco a poco sintió algo, que le movía el núcleo cuando lograba hacer que se sonriera, los abrazos se sentían más cálidos y los cumplidos eran como tesoros que Marte recibía con gusto de Tierra. Comprendió hace un tiempo que lo que deseaba era una cosa más fuerte que una amistad.

Parecía perfecto, las lunas en el cuarto jugando, con ellos solos, un ambiente agradable y que los dos estaban de buen humor.

Antes de decir el diálogo que Marte tenía planeado mentalmente. Tierra habló primero:

- Así que... como estuvo tu día Marte?

- Oh claro yo emmh, bien todo bien ¿Y tú? – Dijo nervioso al ver como su guión mental estaba teniendo cambios abruptos.

Tierra desde que estuvo con Venus tuvo unos deseos de hacerlo de nuevo, pero como no lo veía hace unos días, ha estado decaído ya que esperaba volver a jugar así con él, aunque es dudoso teniendo en cuenta que ya no es su sirviente. Quería sentirse en la cima de nuevo.

Solarballs FANFIC - Sinfonía de los Astros DañadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora