Capítulo 2: ¿Le tienes miedo a la velocidad?

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Nos detenemos en lo que parece ser un estacionamiento público, no sé cómo le hace Dylan, pero se baja conmigo todavía sobre la moto y luego me agarra de la cintura para ayudarme a bajar, lo cual agradezco porque no siento las piernas.

Me quito el casco y trato de calmar mi respiración que está tan agitada que podría darme un ataque de pánico.

—Dios, siento que voy a vomitar— digo mientras lentamente me siento en el suelo.

—¿Nunca te habías subido en una moto?— pregunta agachándose frente a mí y yo niego con la cabeza.

—Jamás.

—Entonces ¿Le tienes miedo a la velocidad?

Sonrío, me parece gracioso que me pregunte eso cuando hace unos segundos iba pegada a él como una garrapata por el susto.

—Un poco, de hecho, me costó mucho conseguir mi licencia.

—¿Cuantos intentos?

—Como cinco.

El suelta una carcajada y yo sonrío relajándome, no es tan patan como cuando se estaba riendo de mi nombre.

—¿Y tú auto? ¿Está llevando polvo?

—No porque no tengo, me da miedo.

—No todo el tiempo puedes usar Uber.

—Lo sé, pero si te soy sincera... No creo que esté lista para tener auto todavía.

—También puede respetarse, por cierto, no pudiste terminar de decir a qué género fueron a escuchar hoy en el concierto.

Yo sonrío.

—Fuimos a un concierto de kpop.

—Oh, disculpa mi ignorancia pero no se del tema ¿es BTS,no?

—No, o sea BTS si es kpop, pero no eran el grupo que fui a ver— digo un poquito desanimada, él tiene cara de querer preguntar— he ido a varios conciertos de grupos de kpop que me gustan, pero nunca he podido ir a uno de BTS y es mi banda favorita.

—¿Por qué?

—Porque cuando comencé a seguirlos, ya habían venido a Atlanta y después en la siguiente no logré conseguir entradas, para cuando anunciaron el siguiente tour... Tuvo que ser cancelado por la situación de la pandemia, han habido varios conciertos desde entonces, pero... No he podido ir a ninguno por mis estudios o lo mismo de antes, no conseguí entradas.

—Mierda, qué horrible.

—Si— digo triste por no haberlos comenzado a seguir desde el 2013— hasta hubiera vendido mi riñón para ir a verlos.

—Que sinceridad.

—Siempre— sonrío y él me observa— no me gustan las mentiras y odio decirlas, bueno, la verdad es que nunca las digo.

—¿Ni siquiera una mentira piadosa? Tipo "yo no me comí tu pan" pero si te lo comiste y así.

Yo niego.

—No, no me gusta.

—Vaya, eso está súper bien— me mira y sonríe— ¿Qué tal si otro día me hablas más de BTS y ahora hacemos otra cosa?

Eso de que quiera escucharme hablar de BTS es lo más lindo que me han dicho en la vida.

—¿Cómo qué?

—Puedo tratar de enseñarte a andar en moto y quizás así, le pierdas el miedo a los autos y a las motos.

—¿Ahora mismo?

Monocromático.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora