Born to Die - Charles Leclerc -+18

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 La música suena suavemente de fondo, y la expectación en el aire es palpable. Pero hay un vacío en mi pecho que no puedo ignorar, una sensación de angustia que crece con cada minuto que pasa.

Mi mirada se desplaza por el pasillo de la iglesia, buscando desesperadamente a Charles. Pero no está allí. Las manos me tiemblan y un nudo en la garganta me hace difícil respirar. ¿Dónde está él? ¿Por qué no ha llegado?

Los minutos se convierten en una eternidad. El dolor y la vergüenza comienzan a nublar mi mente. Siento que todos los ojos están puestos en mí, expectantes, mientras mi corazón se rompe en pedazos.

Finalmente, después de lo que parece una eternidad, llega su hermano Lorenzo. Su rostro denota una expresión de disgusto y decepción, y en su mano sostiene una carta.

—Hanna, lo siento mucho. Charles no pudo venir. Me pidió que te entregara esto —dice Lorenzo, extendiéndome la carta.

Mis manos tiemblan mientras tomo el sobre con el nombre de Charles escrito con elegancia. El papel parece pesar toneladas mientras mis dedos se mueven para abrirlo.

" Hanna,

Lamento profundamente no estar allí en este momento tan importante. He tomado la decisión de no seguir adelante con nuestra boda. No puedo explicar exactamente por qué, pero siento que no es el camino adecuado para mí en este momento. Por favor, entiende que esto me afecta tanto como a ti.

Espero que puedas perdonarme. Te deseo lo mejor en tu vida. Lorenzo se encargará de cualquier detalle relacionado con la cancelación.

Con cariño, Charles"

Las palabras se convierten en un borrón a medida que las lágrimas nublan mis ojos. Mi mundo se desmorona a mi alrededor mientras el dolor y la humillación se entrelazan en mi pecho.

Siento que mi corazón se parte en dos, el dolor es abrumador. Me tambaleo, sintiendo como si no pudiera soportar el peso de la decepción y el abandono.

Las lágrimas caen sin control, ahogando mis sollozos mientras el dolor se convierte en un grito silencioso en mi interior. No hay palabras para describir la desolación que siento en este momento.

En medio del caos emocional, apenas logro mantenerme en pie. Mi familia trata de consolarme, pero el dolor es tan intenso que parece desgarrar mi alma.

La oscuridad se convirtió en mi mejor amiga. Después de aquel fatídico día en el altar, mi mundo se redujo a las cuatro paredes de mi habitación. No podía soportar mirar hacia afuera, enfrentarme al mundo que había colapsado a mi alrededor. Durante cinco largos meses, me limité a llorar, comer y dormir. Cada día era una lucha para levantarme de la cama, una batalla contra el vacío que se había instalado en mi corazón.

Mi madre, , intentaba animarme. —Hanna, cariño, ¿por qué no nos acompañas a los próximos circuitos? Te hará bien salir un poco, ver cosas nuevas.

Mis lágrimas brotaban sin control. —No puedo, mamá. No quiero ver nada que me recuerde a él. No puedo soportarlo.

Mi padre, , se acercó y se sentó a mi lado. —Hija, recuerda que eres una Wolff. No puedes dejar que un hombre que no sabe lo que quiere arruine tu vida. Eres fuerte, no puedes vivir así.

Mis sollozos se intensificaron. —Pero papá, lo amaba. Pensé que era el indicado, que íbamos a ser felices juntos.

—A veces, las cosas no salen como planeamos. Pero eso no significa que debas quedarte en este estado. Tienes que levantarte, seguir adelante. Eres más fuerte de lo que crees.

Susie tomó mi mano con ternura. —Hanna, cariño, entiendo tu dolor, pero no puedes dejar que esto te consuma. Tienes toda una vida por delante, no dejes que un momento oscuro defina tu futuro.