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La tensión en la mesa es palpable , habíamos organizado una cena para que mi madre no se fuera cuando la policía viniera por ella  cuando entramos a la casa de mamá. Ella parece contenta, pero hay algo en su mirada que me hace sentir incómodo.

-¿Y Hanna?" pregunta ella, con una sonrisa forzada.-

-Dormida, no se siente bien-, respondo, tratando de ocultar mi desconfianza.

-¡Oh, qué mal! Bueno, vamos a cenar-, dice Pascale, tratando de desviar la atención. Pero la atmósfera pesada persiste mientras nos sentamos a la mesa.

La cena transcurre en un silencio incómodo, apenas interrumpido por los intentos de Pascale de hacer conversación. Finalmente, ella menciona algo que hace que el aire se vuelva aún más denso.

-Hanna debería ir al hospital-, sugiere de repente, y mi corazón se acelera ante sus palabras. 

-Sí, ¿porque el veneno que le pusiste al agua es casi mortal, no?- respondo con una frialdad que apenas puedo contener.

Pascale ríe nerviosamente, tratando de ocultar su incomodidad. 

-¿Qué? ¿De qué hablas, hijo?-, pregunta con falsa inocencia.

Lorenzo, que ha estado observando en silencio, decide intervenir. 

-¿A qué más le pusiste veneno?-, pregunta directamente.

Pascale se tensa, su semblante se oscurece. 

-¿De qué hablan? Charles, diles a tus hermanos que no jueguen con eso-responde, tratando de mantener su compostura

-¿Mamá, por qué hiciste eso?-, pregunto charles , incrédulo y herido por su traición.

Pascale lo miró con una expresión cargada de resentimiento. 

-¿No querías estar con ella? ¿No querías quedarte con Hanna?-respondió, con amargura en su tono.

-¡Ella es feliz con Arthur! Yo respeto eso- replico, intentando mantener la calma a pesar de mi creciente indignación.

-¡Solo quería que enfermara!- admitió Pascale, revelando su oscuro motivo con frialdad y desdén.

Miré a mi madre con una mezcla de decepción y tristeza. 

-Qué mala suerte, mamá. Después de esto, no me vas a ver ni a mí ni a mis hijos- afirmé con firmeza,

POV'Hanna

El ambiente en casa era tranquilo esa noche. Estábamos viendo una película con mis padres, disfrutando de un rato en familia. De repente, un dolor punzante me atravesó el vientre, y en un instante, todo cambió.

Me levanté para ir al baño, pero en ese momento, sentí un líquido cálido y abundante entre mis piernas. Miré hacia abajo y vi el charco en el suelo: había roto aguas. El pánico se apoderó de mí y dejé escapar un grito desgarrador.

Mis padres acudieron rápidamente a mi lado, sus rostros reflejaban preocupación y urgencia. Me ayudaron a levantarme y me llevaron al auto en un abrir y cerrar de ojos. Susie intentó llamar a Arthur, pero no obtuvo respuesta. En mi desesperación, apenas pude articular las palabras: 

-Mamá, apenas cumplí siete meses-

Susie me miró con ternura y me sostuvo la mano con firmeza. 

-Cariño, cálmate por favor-, me instó, tratando de infundirme tranquilidad en medio de la tormenta de emociones que me embargaba.

Llegamos al hospital en un abrir y cerrar de ojos. Me llevaron directamente a la sala de partos, donde me prepararon para recibir a mis bebés. Mi padre estuvo a mi lado en todo momento, brindándome apoyo y fuerza cuando más lo necesitaba.

Born to Die - Charles Leclerc -+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora